Alianza Equivocada | yoonmin

que solo era admiración;

Y el dichoso ensayo llegó un viernes.

A Jimin le sorprendía la cantidad de estudiantes que van a participar en el evento de Navidad. Todo se veía muy bien equipado para ser un simple festival escolar.

Como supuso, Yongsun y Hyejin también formarán parte del espectáculo. La primera se encargaría de hacer los coros junto a un chico y Hyejin tocaría el bajo. Esta última es de las pocas que Jungkook le había mencionado que pertenece a ambos talleres.

El resto de estudiantes que no conocía le dieron una breve bienvenida y así empezaron con el ensayo.

Contrario a lo que imaginó, no fue tan incómodo estar ahí, cantando delante de ese pequeño grupo, y el único inconveniente que Jimin encontró fue que Yoongi no parecía estar seguro de lo que tocaba, ya que, en varias ocasiones, cambiaba algunos detalles de su canción original.

Tanto así, que el profesor Kim tuvo que intervenir de pronto.

—Chicos, es mejor que continuemos en otro momento —les avisó a los estudiantes presentes con un toque de disculpa en su voz.

Y luego se acercó a Yoongi para intercambiar un par de palabras que los llevaron a ingresar a la oficina que había dentro del taller. Jimin concluyó que el profesor quería hablar a solas con él.

—Es raro lo que le está pasando a Yoongi-nim. —Yongsun se acercó a su lado con discreción después de que el salón se quedara prácticamente vacío—. No es la primera vez que sirvo de apoyo para el taller de música y nunca le había sucedido algo así.

Aunque su preocupación es válida, el de cabellos dorados opina que es innecesaria. Al igual que el tono dulce de su voz al decirlo.

—Es que la canción que está tocando es una composición suya —señala Hyejin desde la esquina del lugar, mientras guarda el bajo en su respectivo estuche—. Debe estar muy inseguro por eso.

Jimin volvió a mirar la puerta de la oficina. Sí, hasta él mismo se daba cuenta que Yoongi no parecía estar conforme con su propia canción.

—En fin —habló de nuevo Hyejin—, voy a aprovechar que hoy salimos antes para ir a dormir a mi casa.

—Son las 5 de la tarde, Hye —le señala su amiga con cierta gracia, pero igualmente toma su bolsa para seguirla a la salida.

—Por eso —le contestó ella como si fuera lo más obvio del mundo—. Nos vemos, Jimin-ssi. —Se gira un instante hacia él para despedirse.

—¡Sí, adiós, Jimin-ah! —Yongsun le sonríe, agitando su mano a los costados.

Este inclina ligeramente la cabeza.

—Hasta pronto, chicas.

Jimin se tardó más de lo necesario para también salir del taller de música. Es que no podía dejar de pensar en la incertidumbre que había invadido por completo a Yoongi. Lo cual era inconcebible si tenía en cuenta la confianza que siempre demostró con el piano.

Y cuando decía siempre es porque en verdad era así. No es común ver a un niño de 9 años tocar el piano con los ojos cerrados y la atención dispersa, como si el único sentido que lo estuviera guiando fuera su tacto y su profundo amor por la música.

Jimin sacudió la cabeza. Otra vez estaba pensando de más. Además, debería de sentirse complacido de por fin encontrar alguna vulnerabilidad en él.

Pero la cuestión es que... no se sentía de esa forma. Más bien, era todo lo opuesto.

Y tal vez eso fue lo que le motivó a pararse delante de la vieja puerta de Yoongi en el ático esa misma noche. Se arrepentirá, lo sabe, pero no puede simplemente no hacerlo.