Extra · You're Losing Me

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Honeymaren se sentó en la hierba, escondida en la profundidad del bosque. Contenía las ganas de llorar, abrazando sus rodillas y agachando la cabeza. Elsa estaba actuando raro desde las últimas semanas, al principio lo consideró normal. Anna y Kristoff estaban en su luna de miel y a Elsa le tocó asumir todas las responsabilidades de nuevo, era normal que estuviera estresada, bajo presión y muy ocupada, pero ya ni siquiera se molestaba en ir al bosque a saludar o hacerle compañía, sus últimos encuentros terminaron en gritos y peleas. Elsa solía visitarla cada tercer día, incluso la invitó a vivir en el palacio hasta que Anna y Kristoff volvieran, pero de la nada, Elsa evitó cualquier contacto. Dejó de visitarla, enviarle cartas o incluso verla. Honeymaren no sabía qué estaba pasando. Recibir la carta de Elsa "explicando" el distanciamiento más que tranquilizarla solo la hizo escupir una maldición destruyendo el trozo de papel entre sus manos para después solo hundirse en tristeza. Honeymaren jugó con el anillo de Elsa. Ella se lo dio como regalo un día cuando hablaban del futuro que deseaban juntas. Se quitaba y ponía el anillo de vuelta en su dedo con cada pensamiento. Tal vez se estaban adelantando demasiado en pensar de esa forma.

Por otra parte, Elsa estaba en el palacio. Su trabajo como reina había acabado desde hace horas, pero no se atrevió a poner un pie en el bosque. Sin razón, sus poderes se habían descontrolado. La biblioteca se congeló y por donde caminaba había un rastro de hielo siguiéndola, la punta de sus dedos se congelaban sin ningún propósito. No interesaba cuánto pensaba que lo tenía bajo control, el mínimo descuido liberaría un invierno eterno sobre Arendelle. No podía ir al bosque y poner en peligro a la tribu, poner en peligro a Honeymaren. Tampoco permitió que los sirvientes se acercarán demasiado a ella. No hasta que encontrará una forma de contener sus poderes sin tener que recurrir a... Los guantes.

No dejaban de ser solo una prenda, pero por años asoció los guantes con el origen de todos sus problemas, quitarse los guantes marcó una etapa totalmente distinta en su vida, volver a ellos se sentía como una condena. Elsa rezaba para que la carta que le envió a Honeymaren le diera el tiempo suficiente para encontrar otra solución a sus problemas, pero cuando oyó a Kai anunciar la llegada de la morena al palacio, todo su cuerpo se tensó e hizo ambas manos un puño.

Honeymaren entró al cuarto y lanzó los restos de la carta hacía el escritorio. Ambas se miraron expectantes a lo que la otra diría, pero Honeymaren fue la primera en hablar.

—Quiero una mejor justificación que esa.

—No tengo porque darte más explicaciones. Estoy trabajando.

Ambas sintieron que sus corazones se estrujaron, pero ninguna iba a ceder. Elsa tenía que alejar a Honeymaren antes de hacerle daño. Honeymaren quería recuperar a Elsa.

—Tienes mucho que explicar. La última vez que nos vimos fue hace dos semanas y tuvimos exactamente esta misma conversación —incrementó el tono de su voz durante la última frase. Elsa apretó la mandíbula y se reclinó en su asiento.

—Soy la reina y se hace lo que yo diga. Regresa al bosque, yo iré cuando termine aquí.

—¿Oh, la reina? Perdóneme, Majestad. Creí que era mi novia, mi amiga.

—No me hagas esto —murmuró agachando la mirada, mirando cómo las palmas se le congelaban y ardían sobre su piel.

—¿Quieres que me vaya? ¿Quieres quedarte aquí otra semana y no saber de mí hasta entonces?

Elsa no quería responder a eso, pero con cada palabra Honeymaren se acercaba más a ella y eso le aterraba, le traía recuerdos de cuando lastimó a sus seres amados por no controlarse, temía que ella corriera con la misma suerte. Controlo el tono de su voz para no flaquear ante lo que iba a responder.

Elsamaren • One-shots (songfics)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora