Extra · Slumber party

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Anna babeó sobre el escritorio. Toda la noche había estado trabajando en el papeleo que decidió ignorar toda la semana, así que después de terminar la montaña de deberes frente a ella terminó tan exhausta que solo se dejó caer sobre la mesa y dormir ahí. Roncó solo dos minutos después de caer en el sueño profundo, pero no le duraría mucho. Unos minutos antes del amanecer, Kai, su jefe de mayordomos entró en la biblioteca con una nueva pila de papeles entre los brazos. El hombre alzó la mirada y pegó un grito qué lo hizo tirar el papeleo, despertando a Anna en un instante.

—¡Ah! ¡Majestad, disculpe! —dijo aún recuperando el aliento y llevándose la mano al corazón —. Creí que estaba en su habitación, no quise molestarla.

Anna también había dado un brinco y un grito cuando oyó a Kai, pero mientras él hablaba logró recuperar la compostura y limpiar la baba disimuladamente.

—¡Ah, sí! Me quedé dormida... —aceptó un poco avergonzada.

—Puede ir a descansar, Majestad, creo que se merece un día libre —le mencionó Kai recogiendo los papeles del suelo.

—Creo que te tomaré la palabra —Anna volvió a bostezar y se marchó de la biblioteca. Ella no sabía que el palacio se movilizaba desde tan temprano, por la ventana pudo ver el cielo azul oscuro todavía estrellado, pero los cocineros y sirvientes estaban cruzando las puertas para entrar, los guardias cambiaban de turno y la servidumbre que vivía en el palacio ya estaban sacudiendo el polvo de los muebles. Anna consideró darles un aumento, el simple hecho de trabajar antes del amanecer le parecía increíble y debía ser recompensado.

Para llegar a su habitación tenía que cruzar algunos pasillos. La biblioteca era amplia y ocupaba todo un piso del palacio, así que primero subió las escaleras y caminó por la sala de retratos como un atajo, entonces cruzó por otro pasillo donde estaban las habitaciones de invitados. Honeymaren solía quedarse ahí desde que se había vuelto la mejor amiga de Elsa en los últimos meses, le alegraba que su hermana hubiera encontrado a alguien leal para acompañarla cuando ella no podía hacerlo. Honeymaren era realmente una buena amiga, siempre atenta y amable, siempre podía verla al lado de Elsa y ambas compartían una conexión especial.

Siguió caminando hasta llegar a la vieja habitación de Elsa. La puerta blanca con cristales de hielo pintados en el marco. Cuando Elsa era reina los sirvientes llegaban a llamarla a la habitación un tiempo después del amanecer, pero ella ya estaba lista desde antes y dispuesta a hacer todo lo que pudiera hacer en todo el día. Ahora que Anna era la reina, dio la orden de no ser molestada hasta medio día (solo terminaba acumulando más trabajo, aún así prefería trabajar el doble a despertar temprano).

Cruzando por el frente de la habitación de Elsa escuchó unos susurros y risas débiles al otro lado de la puerta, sintió curiosidad al respecto, sin embargo sus ganas de dormir eran más fuertes así que continuó rumbo a su propia habitación, antes de poder adelantarse hasta la puerta, la misma se abrió de manera extra silenciosa y precavida. Honeymaren salió de la habitación con los pies descalzos, el cabello recogido y hecho un desastre, con un puñado de ropa colgando en su antebrazo. Cerró la puerta sin darse cuenta de que la tenía a un lado.

Cuando sus miradas se cruzaron hubo absoluto silencio. Anna la volvió a mirar, de pies a cabeza y de cabeza a pies, dando miradas furtivas a la habitación de Elsa antes de volver a ella.

Anna podía no ser una experta en el amor o cualquier cosa relacionada a eso, pero sabía perfectamente lo que estaba sucediendo y lo sabía porque ya lo había hecho con Kristoff antes.

—¡¿Ustedes dos...?! —Anna intentó alzar la voz, pero el tono salió más como un susurro lleno de rabia contenida, Honeymaren le suplicó guardar silencio con la mano libre

Elsamaren • One-shots (songfics)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora