La mañana llegó con un bullicio inusual.
Malditos relojes.
Al parecer los relojes de las habitaciones están hechos para sonar al pasar el medio día para despertar a los alumnos aun dormidos. No había tenido la oportunidad de despertar con esto pues rara vez me permitía dormir más de lo necesario, pero esta vez decidí hacer una excepción y prolongar mi descanso. También decidí omitir todas las sesiones de entrenamiento para centrarme en la meditación y asegurarme de estar mentalmente preparado para lo que se avecinaba.
Una vez salí de la torre me dirigí directamente al comedor para comer, no hable con casi nadie mas halla de un saludo leve o una reverencia con los fantasmas. También me había asegurado de que al menos un profesor estuviera presente en el gran comedor en ese momento.
Mi plan se puso en marcha en cuanto un profesor me vio regresar a la sala común de Ravenclaw. Aunque no era conocido por muchos de los presentes, tenía una pequeña reputación de ser reservado y solitario, ya que solía retirarme a mi habitación. Sin embargo, al llegar a la sala común, aproveché mi nueva autoridad como guardián para llamar a un elfo doméstico que me llevó hasta la salida trasera del castillo, la misma que se utiliza para ir al campo de quidditch.
Cruzar junto a la cabaña de Hagrid fue sencillo, ya que estaba ocupado con un encargo del director, aunque podía sentir mi presencia aun cerca de los terrenos, asique tuve que ir con cuidado. Una vez adentrado en el Bosque Prohibido, seguí la misma ruta que me había llevado hasta allí, llegando finalmente a un pequeño lago. Este lugar me resultaba familiar, ya que era el mismo lago en el que Harry Potter había conjurado su Patronus para salvar a Sirius Black unos años después.
Rápidamente me acerqué al grueso hielo que cubría el lugar, alzando mi varita y conjurando una gran bola de fuego para derretir el hielo que rodeaba el lago, convirtiéndolo completamente en agua. Había preparado esta salida previamente; aunque la cueva era inaccesible después de transmutar la antigua entrada, aún necesitaba un punto de salida, por lo que opté por crear uno en esta dirección.
A simple vista, en las profundidades de este lugar, solo se veían rocas. Sin embargo, para sorpresa de cualquier visitante, una pared ilusoria cubría la entrada de la cueva.
Esto fue hecho por si necesitaba utilizar esa salida de emergencia, aunque como el hielo estaba presente podría estorbar mi salida y aunque la temperatura seguía siendo muy baja, que es lo suficiente como para que se formara una fina capa de hielo, no sería lo suficientemente gruesa como para requerir toda mi fuerza para romperla.
Solo debía tener cuidado con las bajas temperaturas del agua.
Una vez realizado todo esto, abrí un portal a mi mundo interno y, posteriormente, otro hacia la cueva que estaba justo debajo de mis pies. Al llegar al lugar, tuve que usar el hechizo "Lumos" para iluminar la oscuridad que reinaba en la cueva que habia encontrado. Miré hacia atrás para verificar la salida de emergencia por agua antes de atravesar una pequeña entrada formada por un arco de piedra sólida.
Pasando por este arco, me encontré con un inmenso círculo tallado en la piedra. Era un círculo perfectamente circular de tres metros de radio, esculpido en la piedra endurecida por magia.
Al ver que todo se mantiene como lo había dejado, utilicé un poco de magia de viento para eliminar el polvo que había sobre él antes de continuar.
Sin perder tiempo, saqué barriles de conserva que había guardado en el brazalete. Al destapar uno de ellos, noté un líquido rojizo en su interior; su aroma me recordaba a la sidra de manzana, aunque este era mucho más dulce que el que conocía.
Este líquido era el resultado del refinado de las manzanas del gran árbol de mi mundo interno. Sin embargo, debía detener el proceso de refinado en un punto específico, ya que de lo contrario se convertirían en píldoras rojas. Por lo tanto, me llevó un mes perfeccionar el proceso. Este proceso también me sirvió como entrenamiento, ya que la tarea de refinar tal cantidad de líquido me dejaba exhausto.
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Reencarne sin querer y además.... ¿Por qué las túnicas negras?
Fiksi PenggemarUn día como cualquier otro , gracias a un desastre repentino termine por encontrar mi fin en esa vida ... morí.... me dieron la oportunidad de reencarnar en un mundo que deseara, pero me negué. No porque no quisiera solo porque ya estaba conforme co...