Empieza el segundo año y devuelta al entrenamiento

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Han pasado dos meses desde que empecé nuevamente a asistir a clases en Hogwarts, y tal como esperaba, las clases volvieron a ser algo... monótonas. No me quejo porque son clases mágicas, pero al menos podríamos variar un poco más, además de ver papel y solo ejercitar lo aprendido en ciertas materias como Herbología o Transmutación.

Como no hemos tenido exámenes, me he podido enfocar en planificar qué hacer con la segunda parte del ritual de fuego. No iba a poder realizar ese ritual aquí en Hogwarts dadas las circunstancias, además de que teníamos un viaje planeado a China para Navidad por negocios del Ministerio. Esta vez decidí irme solo por Navidad para compensar a mi tía por lo del año pasado.

Por lo que debería investigar las partes más libres para realizar el ritual, además de ver si había alguna línea ley o vena del dragón en la zona en que vamos a hospedarnos. Pero eso será cuando viajemos hacia allá, ya que mi habilidad para abrir portales solo sirve en lugares que haya visto y experimentado en carne propia.

En el transcurso de este tiempo, como tenía planeado, lo primero que hice fue devolver el Mapa del Merodeador a su lugar sin ser descubierto. Y al parecer fue a tiempo, porque ya había pasado un mes y los gemelos Weasley ya estaban en boca de todos. Esperaba que se tardaran por lo menos medio año en llamar la atención, pero sorpresivamente superaron mis expectativas.

Otra cosa que me llamó la atención fue la constancia de Cedric después de que ayudé en el tren. Si bien esperaba que me pidiera ayuda, no estaba en mis expectativas que fuera tan pronto. Pero qué hacerle, le ayudé más que nada en orientarse, además de despejar algunas dudas sobre las materias de primer año. Aunque de cierta manera no lo hacía en presencia de Lilia, según él le daba mala espina aunque ella se quedara callada.

Mientras estaba empezando mi nueva vida escolar, me di cuenta de dos cosas nuevas. Primero, y no muy importante, el profesor de Defensas Contra las Artes Oscuras cambió, aunque es algo que ya tenía previsto y como siempre se le adjudicaba a la maldición que tiene ese puesto desde hace años. O mejor dicho, una maldición impuesta en una habitación secreta de la Sala de Artes Oscuras.

Después de convertirme en guardián por su puesto, busqué en uno de mis días libres la explicación a esto, dándome cuenta de un compartimento secreto en una de las murallas de la sala. Al abrirlo con mi autoridad, vi lo que se llamaría una bodega secreta para materiales mágicos. Lo que más llamó mi atención fue un círculo dibujado en el suelo donde había algunas llamas negras, claramente una maldición, pero no podía saber de qué tipo era. Empecé a investigar un poco y me di cuenta de que era una trampa de infortunio. Se coloca a la persona con la que más se ha tenido contacto, o en este caso, la persona más cercana, justo al lado de la oficina del profesor, una cadena de malos augurios. Si bien no entiendo la base para esto, lo de otorgar y quitar suerte, puedo entender cómo los profesores que han estado aquí por lo menos 12 meses pueden ser golpeados repentinamente por una "mala suerte".

Podría deshacerlo, pero eso solo sería contraproducente. Aún tengo que tender la trampa a ese maldito de Quirrel y, en su subsiguiente, atraer la atención de Lupin, porque si Lupin, aun con toda la promoción y nuevas oportunidades de Elysium, sigue siendo un mago con licantropía. No sé si es por influencia de Dumbledore o no, pero por lo menos tengo que salvar a ese hombre de su infortunado final.

Lo otro es más que nada algo de lo que me he percatado: los profesores han estado monitoreando más nuestro pequeño grupo. Para especificar, yo, Eirwen y Lilia. No sé el porqué exacto, pero puedo darme una aproximación de lo que está tratando de hacer Dumbledore, quizás hasta nos trata de guiar para ser nuevos integrantes de su grupo.

Pero por mi parte es un no. Ya tengo las manos manchadas y eso es algo irreparable en este punto, además de que aún no me he vengado en su totalidad, aún falta mi venganza contra los dos que mataron a mi madre... y nada me detendrá de alcanzar ese objetivo. Por su parte, Lilia tampoco creo que se una, o eso es una leve conjetura sabiendo quién es su madre, y puedo decir que a Emilia no le agrada para nada el viejo barbón.

Reencarne sin querer y además.... ¿Por qué las túnicas negras?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora