Navidad en el extranjero (6/6):Después del gran alboroto

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LLiteralmente quedé muerto en mi cama una vez llegué. Fue mera suerte que mi tía no me molestara una vez ella y Susan despertaron a la mañana siguiente, dejándome dormir plácidamente creyendo que me había quedado cansado después de divertirme el día anterior.

Una vez que desperté, lo primero que hice fue comprobar mi estado físico. Me dolían varias partes del cuerpo, por lo que un chequeo sería necesario.

No tenía heridas letales como agujeros provocados por balas o quemaduras graves, pero sí tenía varios moretones y hematomas pequeños, claramente debido a los impactos de balas en mi cuerpo, además de que en algunas partes de mi cuerpo había signos de quemaduras, claramente por los ataques del rubio con el que me enfrenté. La herida más visible es la que tengo en mi brazo, una quemadura bastante fea generada por el ataque de ese hombre.

Tenía que atraerlo lo suficiente para hacer que cayera en mi trampa, por lo que no tenía otra alternativa más que recibir el ataque en esa ocasión.

Además de las heridas, lo otro que me molestaba era el incesante dolor muscular en mi cuerpo. No era algo raro y ya lo había sentido muchas veces. Una vez que realizo ejercicios por encima de mi condición actual, mi cuerpo termina así. Aunque el dolor es silencioso y solo dificulta movimientos bruscos.

Otra cosa es que al tratar de utilizar magia, automáticamente una migraña insoportable me golpeó e impidió que realizara magia estos días. También traté de realizar un portal a mi mundo interno, pero automáticamente mis sentidos se durmieron, cayendo sobre mí una pesadez que me hizo caer de rodillas sin fuerzas.

Así que ahora estaba a merced de mi recuperación natural y de medicamentos mágicos que he reunido hasta ahora. Esto fue una experiencia poco grata, pero al parecer era la consecuencia de excederme aparentemente el día anterior.

-"Lo siento, viejo, pero por ahora no podré ir a ver a los pequeños"- fue lo que pensé al ver que no podría crear portales en un buen tiempo, o eso creía, porque esta vez directamente no pasaba nada, pero ahora mi cuerpo se tendía en el suelo.

Después de revisar mi cuerpo más a fondo buscando heridas internas o heridas más graves, me apliqué un ungüento para la inflamación y las quemaduras, además de envolver la mayoría de mi cuerpo en vendas para cuidar las heridas. Una vez listo, me vestí de tal manera que no levantara sospechas sobre mi estado y actué con eso.

Los días siguientes fueron normales, solo que estaba en las noticias el repentino incendio generado por una explosión de gas en uno de los almacenes. Claramente sabía el verdadero origen y no tenía interés en eso.

Lentamente, los dolores fueron disminuyendo y mi condición se iba recuperando a un ritmo constante. Dos días después pude realizar un hechizo sencillo sin que me diera migraña. No comía esas manzanas cristalinas porque quería esto. Si me recuperaba de forma natural, mi cuerpo podría adaptarse más rápido. Si lo hacía a través de la magia, sería rápido pero poco eficiente.

También lo otro bueno es que pude hacer un portal a mi mundo interno, aunque si trataba de conectar dos puntos por separado, mi cabeza causaba un corto y perdía levemente la movilidad de mi cuerpo. No sabía qué era lo que lo ocasionaba, ya que nunca me había excedido en crear portales como ese día. Estando en terreno misterioso, me dediqué a meditar. Solo así mi recuperación era más rápida y constante sin objetos externos.

El día en que nos íbamos, fuimos detenidos por los aurores locales y una banda de gente extraña. No eran locales por las vestimentas que tenían y hablaban en japonés. Claramente sabía quiénes eran, o por lo menos me hacía una idea: agentes japoneses. Mi conversación con ese tal mercenario, Karl, había sido bastante esclarecedora.

Reencarne sin querer y además.... ¿Por qué las túnicas negras?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora