Cada 1000 años los dioses de todo el mundo votan por la extinción de la humanidad y cuando todo estaba perdido, los arcángeles y las valquirias unirán fuerzas para desafiar a sus creadores en el torneo Ragnarok, un combate uno contra uno entre los 2...
Después del final de la octava ronda, El supremo iba a decir el siguiente día para la novena ronda hasta que Atenea quería tener la palabra y el supremo aceptó, algo que de seguro se arrepentirá después.
Atenea: Hola querida humanidad, como la grandiosa representante de los dioses en la novena ronda, os doy una hora para que escojáis a vuestro representante. ¿Sin presión vale?
Yahvé: ¿Qué haces?
Atenea: Me voy a aburrir con tus esperas exageradas, quiero luchar ya.
Odin: No deberías ser tan imprudente.
Atenea: Soy una diosa guerrera, nórdico. Nunca me han herido en un combate y jamás lo harán.
Odín: Ya veremos si eso es verdad, griega.
Mientras tanto en la habitación VIP de la humanidad, todos se estaban despidiendo de Lancelot y Hrist hasta que el rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda llegaron.
Arturo: Después de tanto tiempo pude convencer por fin a Nimue de que devuelva Arondight a su único y verdadero dueño.
El rey Arturo clavo la Arondight original en holograma de Lancelot para que el espadón vuelva con su dueño y todos los caballeros y los Einherjar dieron su pésame a Lancelot.
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Y mientras tanto las valquirias como los arcángeles dejaron flores en el altar de Hrist junto a su yelmo de valquiria.
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