Cada 1000 años los dioses de todo el mundo votan por la extinción de la humanidad y cuando todo estaba perdido, los arcángeles y las valquirias unirán fuerzas para desafiar a sus creadores en el torneo Ragnarok, un combate uno contra uno entre los 2...
Ha pasado una semana de las tres para la próxima ronda. Brunhilde puso un altar a Barbanegra al lado del de Balduino.
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Tristemente casi nadie fue al funeral, muchos seguían creyendo que Barbanegra los traicionó.
Adán: Espero que puedas descansar en paz hijo mío.
Brunhilde: No se porque siguen creyendo que él fue un traidor, si ya se los dije a todos.
Adán: Bueno es comprensible que no se lo crean, tengo entendido que la reputación de Edward no era muy buena, así que puedo comprender que no se lo crean del todo.
Brunhilde: ¿Y entonces por qué estás tú aquí ?
Adán: Es mi hijo y debo despedirlo como se debe, sin importar lo que haya hecho en el pasado.
Después del funeral, Brunhilde se puso a buscar al representante de la cuarta ronda. Aún no tenía ni idea de a quién enviar y tampoco sabía nada del representante de los dioses y a decir verdad solo estaba intentando olvidarse de esos sentimientos extraños que tenía desde hace una semana.
Brunhilde: ¿A quién envió en esta ronda? Hay tantas buenas opciones pero debo ir con cuidado. Ya no puedo permitirme la jugada de la tercera ronda y no sé si cambiar de luchador a última hora sería beneficiario.
Miguel entró en la habitación y se fijó en el estrés que estaba teniendo su amiga, no se había tomado un descanso desde que comenzó el Ragnarok.
Miguel: Brunhilde tenemos que hablar.
Brunhilde: ¿Qué pasa?
Miguel: Estás acumulándote mucho estrés, deberías descansar un poco. Aún queda mucho tiempo para escoger un luchador.
Brunhilde: Pero....
La valquiria no pudo terminar de hablar, Miguel seguía insistiendo en que por lo menos descansará un día y ella aceptó a regañadientes.
Brunhilde: ¿Entonces qué hago hoy ?
Miguel: Cualquier cosa menos estar mirando esa lista.
Brunhilde: Esta bien. Por cierto, lo que me dijiste en la tercera ronda. Tienes razón, tengo que dejar mis desconfianzas y contar mis planes a vosotros.
