Capítulo 91: El rey del Olimpo

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Eones atrás Zeus fue ganador de la Titanomaquia, un torneo en el que se determinaría al dios más poderoso

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Eones atrás Zeus fue ganador de la Titanomaquia, un torneo en el que se determinaría al dios más poderoso. En la ronda final de dicho evento un joven Zeus derrotaría y asesinaría a su padre el titán Cronos aunque no saldría ileso pues sufrió un corte permanente en todo por un golpe de su padre dejándole una gran cicatriz. Debido al hecho de vencer a Cronos, Zeus fue ascendido a rey de los dioses olímpicos incluidos sus hermanos mayores.

Zeus era el marido de Hera, con quien tuvo a Ares, Hebe y Hefesto. Zeus es famoso por sus conquistas de muchas mujeres mortales -entre las que destacan Sémele, Alcmena, Ío, Europa y Leda- y ninfas, de las que nacieron los fundadores de muchas dinastías helénicas. La mitografía olímpica recoge incluso uniones con las diosas Leto, Deméter, Dione y Maya.

Hera muy celosa de estas conquistas amorosas, y enemiga sistemática de todas las amantes de Zeus y de los hijos que tenían con él. Durante un tiempo, una ninfa llamada Eco tuvo el trabajo de distraer a Hera de estas aventuras hablándole incesantemente. Cuando Hera descubrió el engaño, maldijo a Eco a pronunciar solo las palabras de los demás.

Hera también despreció profundamente a Ganimedes, un muchacho troyano a quien Zeus llevó al Olimpo para ser copero de los dioses, además de erómeno suyo.

Sin embargo la diosa primordial Gaia se negó a aceptar este resultado por lo que comandó un ejército de gigantes hacia el Olimpo para destruir a sus nietos, comenzando así la Gigantomaquia. Zeus intervino personalmente en esta guerra junto a sus hijos y hermanos logrando vencer a los gigantes.

Los llamados «raptos» de Zeus no eran aventuras amorosas sino sucesos míticos que sucedían en los cultos locales a ninfas del agua o los bosques, que eran suplantadas por el orden patrilineal olímpico imperante, provocando una revolución cultural, social y religiosa, o al menos una reforma radical de las creencias antiguas y una lectura reinterpretada de las prácticas religiosas establecidas.

Resulta notable que ninguno de estos raptos involucrarse a las diosas olímpicas. Zeus solía engendrar con la ninfa el progenitor epónimo de una estirpe de reyes que sobreviviría hasta épocas heroicas o históricas arcaicas. En muchos casos Hera, la «celosa» se vengaba atrozmente de la desleal «desertora», quien sucumbía al nuevo orden. Cuando la raptada era humana, su madre era siempre una ninfa o semidiosa.

Hace cuatro mil años presidió un concejo de los dioses en el cual discutían si la humanidad debería ser exterminada o no. Al final a los humanos se les permitió vivir pero serían castigados, dicho castigo impuesto a los humanos fue la destrucción de la ciudad de Tebas, siendo Ares el dios encargado de llevar al castigo divino sobre la ciudad.

Zeus detiene la pelea de Alcides y Ares
Cuando Ares desciende sobre Tebas con un ejército, es encarado por un joven Alcides el cual bebe de la Ambrosía para así poder pelear contra Ares y su ejército, la lucha entre Ares y Alcides se extiende por un largo periodo y antes de que los dos guerreros terminaran gravemente heridos Zeus desciende de los cielos deteniendo la batalla. Al ver a su alrededor y notar que todo el ejército divino fue derrotado Zeus le ofrece a Alcides ir al Olimpo y ser un dios, el humano accedería con la condición de darle otra oportunidad a los humanos de la ciudad de Tebas, la cual Zeus acepta. Después de que Alcides superara una serie de pruebas y realizara doce trabajos divinos Zeus fue quien lo bautizó como Heracles en honor a su esposa Hera, nombrándolo dios de forma oficial y adaptándolo como hijo.

Shuumatsu no Valkyrie Parte 1: Ragnarok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora