Trece

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Era muy común que los clientes tuvieran fetiches o costumbres extrañas que eran cumplidas por las chicas del club, nunca podías decir que no, eso Lianna lo tenía muy en claro. ¿Disfrutaba con esas cosas?, para nada. A sus veinticinco años había llegado a la conclusión de nunca haber experimentado lo que era realmente el sexo, hacer el amor para disfrutar de su pareja, sólo eso, disfrutar mutuamente y no sentirse asqueada por como la tocaban o movían como si se tratara de una muñeca. Aquel cliente tenía sus ojos vendados, era joven, esperaba muy paciente en aquel sofá de cuero, Lianna subió sobre él colocando sus piernas a ambos lados de su cintura, deshizo el nudo de su corbata rozando sus labios delgados con los suyos, una sonrisa pícara apareció en esa boca masculina, a Lianna se le hizo extrañamente familiar, había un ligero olor a cigarrillos siendo soportable.

Inclinó al hombre hacia atrás invitándolo a recostarse del respaldar, sus manos descansaron en los muslos pálidos de ella acariciándolos con su pulgar, sintió cosquillas en su cuerpo, el sentimiento la desconcertó, nunca sentía eso cuando debía hacer su trabajo. Desabrochó los botones de su camisa blanca encontrando un torso marcado, sus manos se deslizaron por la piel expuesta escuchando como su respiración se agitaba con solo ese toque.

Pasó la corbata alrededor de su cuello quedando muy cerca de su rostro, de nuevo obtuvo una sonrisa de su parte, las caricias en sus muslos subieron un poco levantando sin querer la falda de su vestido. Aquel contacto la estaba poniendo nerviosa, ¿Qué mierda le pasaba?, para evitarlo tomó sus muñecas atándolas con la corbata. Las colocó sobre su cabeza depositando cortos besos por su cuello, de nuevo le parecía que todo era familiar, el suspiro de su cliente le pareció sexy, la forma en que el hombre de cabello oscuro inclinaba su cabeza hacia atrás queriendo experimentar más de sus labios le pareció estúpidamente tentador.

—¿Te gusta?—preguntó ella colocando aquella voz seductora que a los clientes les gustaba escuchar o al menos la mayoría.

—Ujum—asintió con la respiración agitada.

Lianna movió su cadera sobre su miembro rozando aquellas partes sobre la ropa. El gemido de parte de ambos le sorprendió, no por él, sino por ella. ¿Estaba disfrutándolo?, no le tomó mucho tiempo sentir un bulto volverse cada vez más duro por sus movimientos lentos, el vaivén hacia adelante y hacia atrás robó otro suspiro de parte del chico quien movía sus manos atadas sobre su cabeza (o al menos lo intentaba)

Levantó la venda de sus ojos descubriendo la identidad de su cliente, ahora podía verlo mejor.

—¿JungKook?—se sorprendió aún más sin esperar ese resultado.

Sus ojos tenían un brillo único, no creía que un hombre pudiera tenerlos, el pelinegro pasó sus brazos sobre su cabeza rodeando así su cintura atrayéndola mucho más a él sin borrar esa sonrisa pícara.

—¿Omma?—una pequeña mano tocó su mejilla con cuidado—Omma, despierta.

JooHee entreabrió sus ojos regresando a la realidad, un poco aturdida y somnolienta con la imagen fresca en su mente de aquel sueño tuvo que obligarse a despertar, a su lado HeeJin seguía dormida muy tranquila, HeeRan por otro lado tenía las mejillas muy rojas al igual que su nariz.

—Buenos días, cielo—había dormido con ambas niñas anoche—¿Sucede algo?

—Me duele la cabeza y la garganta.

La chica se incorporó en la cama tocando su frente.

—Estás ardiendo en fiebre—se levantó cargándola—Creo que la gripe de tu hermana se pasó a ti.

—Omma, no quiero ir al hospital—recostó su cabeza en su hombro.

—Necesito que hoy estés descansando, jovencita.

Exótico +18 • JJK (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora