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¿Alguna vez han tenido un profesor tan apuesto y sexy que lo único que todas hacen en su clase es fantasear con él? Pues yo lo tengo, y en verdad es inevitable no ver al profesor Lee dando la clase, y vez de prestar atención, lo único que corre por mi mente es FUCK ME FUCK ME FUCK ME
Hay muchas tácticas que las chicas hacen para enamorar al chico que les gusta, con un profesor es mucho más difícil, pues corre en riesgo que sean atrapados y lo boten de su puesto por aceptar las insinuaciones de su alumna y acostarse con ella. Con Lee Hyunseok era mil veces difícil, pero no lo fue tanto para mi cuando comenzó a aceptar mis insinuaciones hacia él.
Cada que iba a hacerle corregir mis tareas, lo tocaba en el brazo sensualmente y prestándole toda mi atención, supe que comprendía lo que hacía cuando su mano también recorría lentamente mi muslo por debajo de mi falda, acariciándome y apretándome, logrando siempre que me mojara por querer que vaya más arriba y me toqué ahí.
Además, cada que salía a resolver un ejercicio en la pizarra pedía su ayuda para sentirlo colocarse detrás mío, sintiendo su calor y su entrepierna, sin que esté erecta, en mi culo, a veces me gustaba sobarme contra él sin que luzca sospechoso ante los demás. Era todo un caso lleno de adrenalina coquetear con él.
Hubo un día donde me desperté y me propuse que fuera el día en que lograra que el profesor Hyunseok cayera en la tentación y me penetrara con aquel paquete que guardaba en sus pantalones. Para jugar con él, antes de entrar a su clase fui al baño y me quité las bragas, al volver al salón, discretamente fui al escritorio del profesor y metí mi interior dentro del cajón que sabría abriría y lo encontraría, dándole una pista de lo que quería.
Me senté en la primera fila, frente a él como todas sus clases y entró, lucía tan hermoso y malditamente caliente como siempre, todos lo saludamos respetuosamente, fue a su escritorio y abrió uno de los cajones para sacar plumones para la pizarra, el cajón donde yo había puesto algo mío, lo vi sorprenderse y alzó su rostro para ver quién fue la responsable, todos en el salón estaban en sus respectivas charlas o haciendo tareas de otros cursos pero yo no, así que conecté miradas con él e inmediatamente supo que yo era la autora de esa travesura. Le sonreí coquetamente y el me devolvió la sonrisa socarronamente.
Comenzó a dictar su clase como todos los días. Hubo un momento donde nos dejó ejercicios y se sentó frente mío. Supe que debía seguir con el siguiente paso de mi plan. Lo miraba mucho para captar su atención en mí, al lograrlo, me deslicé un poco sobre mi asiento y abrí mis piernas, dándole una vista de mi coño algo húmedo dispuesto a ser suyo, observé como apretaba un plumón en sus manos y tensaba la mandíbula mientras miraba por debajo de mi falda.
Su mirada subió mirándome a los ojos, entrecerrando los suyos, y el timbre de salida sonó, logrando quitarme un pequeño susto y que él se burlara.
— Bien chicos, aquellos que hayan terminado dejen sus cuadernos en mi escritorio y aquellos que no, mañana a primera hora los quiero entregándome los suyos, sean puntuales, por favor. Tengan buena tarde.
