HYUNSEOK | Bus

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Entramos riéndonos al último bus de la noche, fui de frente hasta los últimos asientos que se encontraban disponibles, ya que los demás siempre se ocupaban antes, y Hyunseok fue quien pagó los pasajes antes de venir hacia mí con una sonrisa en su ...

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Entramos riéndonos al último bus de la noche, fui de frente hasta los últimos asientos que se encontraban disponibles, ya que los demás siempre se ocupaban antes, y Hyunseok fue quien pagó los pasajes antes de venir hacia mí con una sonrisa en su rostro.

—¿Por qué siempre tiene que estar lleno a esta hora? Ni siquiera es hora punta, son las once de la noche, debería haber menos gente.

—Sigues quejándote de que nos sentemos aquí.

Rio. —Pues sí, pero admito que tiene una ventaja.

Me miró con una sonrisa pícara bajando sus ojos hasta mis muslos y se mordió el labio inferior.

Rodé los ojos negando. —No, hoy no. No quiero que se haga una costumbre, no hace falta que lo hagamos todos los días, ¿sabes?

—Ay, vamos... —puso una mano en mi pierna y se acercó para susurrarme al oído. —Es divertido.

—Solo para ti es divertido, yo tengo... —también me acerque a susurrarle—, yo tengo que ser la cuidadosa de que nadie note lo que estamos... lo que haces.

—Bien que te gusta, mentirosa.

Rodó los ojos y se cruzó de brazos mirando al frente y haciendo un puchero.

—¿Te molestaste? —no respondió. —Ahh... ahora no me hablarás, ok.

Pasaron varios minutos y ya la mitad de la gente del bus había bajado, giré a ver a Hyunseok que jugaba en su celular concentrado.

—Si sigues jugando cada que tienes tiempo se te secarán los ojos.

Se encogió de hombros.

—¿En qué nivel estás? —pregunté y siguió ignorándome. —Oh, vamos... ¿en serio te molestaste?

Le hice cariñitos en la barbilla y alejó su rostro chasqueando la lengua sin dejar de jugar. Me hice la ofendida, pero al segundo abracé su brazo colocando mi mejilla en su hombro.

—¿Te vas a molestar con tu mejor amiga? ¿Ya no me hablarás? Yo, que soy tu chica favorita desde la escuelita.

Volvió a chasquear la lengua y esta vez apagó su celular para guardarlo en su mochila.

—Y quién dijo que eres mi chica favorita.

—Ah, ¿no lo soy?

—No.

—¿Seguro? —puse mi palma para acariciar su muslo. —Porque yo recuerdo que lo dijiste una vez. —mis dedos juguetearon con su bragueta.

Me dio una mirada rápida por la esquina de sus ojos y sacudió la cabeza ligeramente.

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