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Te encontrabas en otro país con tu novio por su aniversario, seis años juntos, y qué mejor manera de celebrarlo que un viaje de una semana donde tenías la ligera sospecha de que te pediría la mano.
Sin embargo, al segundo día, lo encontraste en la piscina del hotel besándose con otra chica, recuerdas salir corriendo, llorando por la escena hasta que te topaste con un joven bastante apuesto que logró sacarte una sonrisa y también seducirte. Un día te bastó para caer ante sus encantos, conociendo sus secretos, pronto te olvidaste de tu novio que continuó saliendo los otros días con aquella chica a tus espaldas. No obstante, querías venganza por haber jugado contigo, y él tan atractivo chico te ofreció una solución.
"Carnival: Festival of Blood"
Ese era el nombre de la ceremonia a la cual asistirías con tu "novio", justo el 31 de octubre, todos tenían que ir vestidos elegantes con una prenda roja, podrías combinarla con otro color, pero el rojo era imperativo. Así que, qué mejor que un vestido escarlata de gasa con un escote en v largo con unión sobre la nuca, y lo mejor de todo, espalda descubierta. Te veías lo suficientemente elegante y sensual al mismo tiempo que atraías varias miradas dentro del punto de reunión, un castillo antiguo usado para eventos como este.
El lugar estaba bien decorado y amabas la vibra en el aire, todo era perfecto. A excepción de una cosa, Mike había desaparecido hace una hora, te encontrabas sola en un rincón moviéndote con la suave música mientras tomabas una copa de champán, imaginando la razón de su desaparición, seguramente se había encontrado con otra chica a la cual pudiera meterle lo que tenía entre las piernas.
Una mano posándose sobre tu desnuda espalda hizo que tu cuerpo se erizara ante lo fría que se sentía y giraste a ver a su dueño.
—Te ves exquisita. —dijo con la voz gruesa y una sonrisa que ocasionó un temblor entre tus piernas.
Desde que lo habías conocido no podías esperar más por qué te hiciera suya y él lo sabía, para él era fácil leerte.
—Gracias. —respondiste analizando su atuendo.
Vestía de manera simple, pero elegante. Una camisa negra, y un saco y pantalón del color predicho.
—Tú también te ves muy bien.
—Gracias. —contestó de vuelta. —Te dejaron sola nuevamente... —asentiste— ¿Estás segura de que quieres...
—Sí, lo quiero, Sunghoon... no me preguntes más porque ya te lo afirmé varias veces.
