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—Ya llegué, preciosa.
Jinwoo entra a la casa saludando a su esposa quien comía una ensalada de frutas sentada en el sofá mirando televisión.
—Hola, mi amor.
Ella hace un piquito en los labios para que el hombre le dé un pequeño beso. Luego se pone sobre sus rodillas frente a su esposa para poder posar sus manos en su pancita grande y redonda, acercándose a esta.
—Hola bebé, papi ya llegó del trabajo. —dejó un beso sobre la piel de la mujer. —¿Se ha estado portando bien?
—Define bien... no deja de patear, es inquieto igual que tú.
Rio. —Debe estar ansioso por salir y conocer al padre más guapo y sexy del mundo... ¿a que sí, bebé? —le habló a su pancita.
—Que alucín... —murmuró.
—¿Disculpa? Ja... te enamoraste de mí precisamente por guapo y sexy.
—Hmm... no precisamente... pero bueno, tienes algo de razón.
—Claro que la tengo. —se sentó a su lado pasando su brazo por los hombros de su esposa. —Además, así él también saldrá guapo como su papi.
La chica sonrió divertida y se acurrucó ligeramente en su esposo dispuesta a pasar una agradable noche con él. Sin embargo, tal como ya había ocurrido noches anteriores, Jinwoo recibió una llamada.
—Vaya, parece que siempre son puntuales a la hora de llamarte. —dijo fastidiada al tener que reincorporarse para que él contestara.
Después de unos minutos, colgó.
—Perdón, amor. Tengo que irme otra vez. —comentó cansado.
—Deberías pedir un aumento, o demandarlos por hacerte trabajar así, haces la mayoría de las cosas en esa empresa, amor.
—Lo sé... ya hablaremos de eso cuando regrese. —le da un beso en la cabeza. —Regreso en unas horas.
—Cuídate.
Eran casi la 1 de la madrugada cuando el chico volvió, entró sigilosamente a su habitación y se tumbó en la cama cansado, tratando de no despertar a su esposa sin éxito al verla removerse en la cama y sentarse.
—Llegaste... —dijo adormilada.
—Sí, ya llegué, vuelve a dormir, mi vida.
—¿Estás bien? —preguntó preocupada al verlo cansado y derrotado.
