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— Vamos Haneul, será mejor si hacemos la tarea en mi cuarto. — propuso mientras ambos guardaban sus cosas para salir del salón.
— Mm... no lo sé, si está tu amigo ahí se me hará raro, lo sabes.
— Que te intimide su presencia no lo hace un mal chico, es buena persona. Además, eres mi mejor amiga y ahora tenemos trabajo que hacer, vamos. Él no muerde.
Viraste los ojos, pero terminaste aceptando. No es que pensaras que Jaehyun era una mala persona, siempre escuchabas buenas cosas de él, sin embargo, cada que te lo topabas en su cuarto compartido con tu mejor amigo, te ponías nerviosa. Para ti, él tenía una fuerte vibra que podía asfixiarte si te quedabas sola con él, cada que visitabas a Jinwoo rogabas porque nunca esté y si lo estaba, que nunca te dejara sola.
Y es así como entraron a su cuarto, encontrándose a un Jahyun sobre su cama escuchando música mientras leía un libro, quitándose los audífonos al verlos entrar.
— Oh, hola. — los saludó. — No sabía que vendrías con Haneul hoy.
— Sí, es porque la profesora se volvió loca y decidió darnos trabajo para mañana. Así que tenemos que hacerlo hoy y ahora, decidimos hacerlo aquí, espero no te moleste.
— No, no, no me molesta, pueden hacerlo aquí, es también tu habitación.
— Ok.
Sin nada más que decir, Jinwoo y tú empezaron con su trabajo durando horas escribiendo y buscando información hasta completarlo.
— Ahhhh, al fin terminamos. — te quejaste tumbándote sobre la cama de Jinwoo.
— Dios, creo que me quedé sin trasero. — reíste por su comentario viéndolo pararse de la silla. — Quédate aquí sí, iré por unos bocadillos.
— Eh, eh, espera, no me dejes... — trataste de detenerlo, pero fue muy tarde cuando ya había cerrado la puerta con él afuera. "Con Jaehyun a solas", completaste tu oración mentalmente. De pronto, una voz masculina te tomó por sorpresa.
— ¿Por qué no te agrado? — preguntó observándote fijamente. — Siempre que estoy cerca tuyo te siento tensa y apenas me miras. Ni siquiera quieres quedarte a solas conmigo.
— Ah... no, no es eso, claro que me agradas, simplemente... no... jaja. — reíste incómoda sin saber qué decir. — Se me hace algo raro estar cerca tuyo.
— ¿Por qué? — pareció confundido y se sentó sobre su cama mirándote, como si eso hiciera que vaya a escuchar mejor tus razones.
