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Lo divertido de lo que hacíamos siempre era esto, correr de los policías. Creo que llegó un momento en el que ya no pintábamos por nosotros sino solo para sentir la adrenalina de escapar y no ser arrestado por los polis.
Lo malo, era cuando nos separábamos, cada uno iba por su cuenta como lo estaba haciendo yo ahora mismo. Cruzando pistas, calles, parques, todo para evitar que el oficial Yang me atrape, ya lo hizo unas cuantas veces lo cual lo hacía mucho más divertido la continua persecución, además que no íbamos a negar que el oficial Yang era un bomb...
— Mierda. — pisé una roca que no vi y mi tobillo se torció haciendo que cayera al piso. — Auch, auch...
Me senté en la tierra en aquella carretera mientras sobaba mi pie y dejaba mi mochila con las latas de pintura a un lado. Lo vi aparcar a unos metros de mí.
— ¿Cómo está mi policía favorito? ¿Qué lo trae hasta aquí?
— Vaya, esta vez llegaste más lejos de lo normal, Haneul. — dijo Yang saliendo de su vehículo policial y vi a mi alrededor.
Tenía razón nunca había corrido hasta acá, no había nadie más que nosotros ahí.
— Es que he estado practicando para ser la próxima Usain Bolt, pero creo que con esta torcedura no podré cumplir mi sueño. — rio, su risa era una de las cosas más sexys que había escuchado en mi vida, me encantaba hacerlo reír.
— ¿Cuánto tiempo quieres pasar esta vez encerrada?
— ¿Una hora?
— Hmm... no, es mucho tiempo.
— ¿En serio? — pregunté emocionada.
— Por supuesto que no, todos ustedes ya deberían estar en la cárcel por siempre vandalizar las calles.
— Solo pintamos... — hice un puchero y sonrió al verme.
— Ven, hay que ver tu tobillo antes de llevarte a la estación. — me tendió la mano y se la tomé.
Al ponerme de pie, su mano pasó por mi cintura para sostenerme, sentí cositas en el estómago por aquello. Me sentó con cuidado en el capó del auto y se puso de cuclillas para ver de cerca mi pie. Lo tomó con cuidado.
— Dime si te duele esto. — lo dobló un poco y sentí un leve dolor.
— Ish, si me duele un poco. — su ceño se frunció y siguió viéndome el tobillo.
Desde mi posición se veía tan guapo y sexy que no me resistí a jugar con su pelo, al sentir mi tacto levantó la vista.
