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Ser el mejor amigo de su padre era una tortura para él, nunca quiso sentirse atraído por la pequeña hija de su casi hermano, pero sucedió de la noche a la mañana.
No se consideraba un pervertido, aunque después de ella tal vez lo era.
Todo había empezado cuando vio "sin querer" el diario de la pequeña Haneul, donde relataba cómo quería que el mejor amigo de su padre le quitara la virginidad.
"...pasando sus grandes manos por mi cuerpo sintiendo la lujuria a través de nosotros."
"Oh, cuánto quisiera su polla y chupársela hasta que la mandíbula me duela tanto que empiece a llorar."
"Quiero me coja tan duro que me duela mi parte y quede roja de tantos asaltos suyos."
"Papá es muy malo al tenerlo como mejor amigo, es una tortura tener que verlo y desearlo, pero no poder hacer nada porque me ve como su sobrina, una pequeña y estúpida niña de 15 años. Cuando sea mayor de edad quisiera que sea el primero es tomarme"
Ella escribía toda cosa depravada que pensaba de él ahí. Y con eso, su mente empezó a jugar con él, de pronto, observaba con más atención a la pequeña que vio nacer y crecer.
Sin duda había crecido mucho conforme el tiempo, su adolescencia le sentía bien, se hizo más alta, no le crecieron tanto los senos, pero lo compensaba con el lindo culito que se cargaba.
No podía creer lo que esa niña le estaba haciendo, empezó a masturbarte por las noches ante el pensamiento de quitarle la virginidad a la pequeña Haneul, meterse entre sus suaves piernas, penetrando una y otra vez su pequeño y apretado coño, probando de su crema, chupar sus tetitas, dios, quería hacerle cosas obscenas.
Haneul supo que el señor Park empezó a verla con otros ojos, por fin su sueño se haría realidad, pero él era demasiado buen hombre como para follarse a una niña de quince años, así que optó por colmar su paciencia poco a poco.
Inició con pequeñeces, mirándolo fijamente cuando estaban en reuniones con los amigos de sus padres, sosteniéndole la mirada, comenzó a mostrar más apego hacia él, más de lo normal. Abrazándolo, dándole besos y coqueteando sutilmente, a sus padres solo les parecía tierno cómo su bebé quería mucho a su tío Jaesung.
Todo empeoró cuando Haneul se impuso vestir con ropa corta, sobre todo, con faldas. No había día donde ella no usara una linda y pequeña falda que hacía que Jaesung deseara que en cualquier momento una brisa pasara levantándole la tela para poder ver sus calzones.
Era una total diablilla, un día, Haneul aprovechó sus cartas y se sentó en la pierna del señor Park tomando sus brazos para que abrazaran su cintura. Él quería morir, cómo era que se atrevía a hacer eso frente a sus padres, si tan solo ellos supieran cómo la vulva de su hija palpitaba contra su muslo se morirían. Y es que era una tortura, pero para jugar con la traviesa niña y no verse como un idiota, se la devolvió. Jaesung movió su pierna una y otra vez, golpeando su suela contra el piso y logrando que Haneul rebotara suavemente sobre su muslo, estimulando su feminidad. Quiso gemir y sobarse violentamente contra el mayor, pero no podía hacerlo frente a sus padres, solo aceptó su destino. Cuando fue momento de irse, al levantarse Haneul, Jaesung divisó la tierna y sexy mancha de humedad en su pantalón, justo donde la vulva de su pequeña había estado.
