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Escuchar esa campana de la entrada a esta hora de la noche solo significaba que él había llegado. Levanté mi vista de los productos que el cliente frente mío me entregó para escanearlos, y efectivamente, él estaba a solo unos metros de la puerta con una sonrisa coqueta hacia mí.
— Buenas noches.
— Buenas noches. — respondí su saludo como si fuera un cliente normal. — Serían 15,000 wones. — la señora me entregó el dinero y yo entregué sus compras en una bolsa. — Que tenga buenas noches.
Salió de la tienda y suspiré, solo una hora más y saldría del trabajo.
—¿Hoy estuvo duro? — preguntó Nakyum dejando unas Pringles y una lata de coca cola en el mostrador
— No te imaginas. — escaneé su compra. — 3,000 wones.
— ¿No es gratis para tu novio?
— No, ya hablamos de eso. — reí.
— Ok... — hizo un puchero y suspiró al darme el dinero. — Si quiero verte todos los días, todos los días tengo que gastar.
— Ya te dije que no es necesario que vengas todos los días.
— No importa, lo hago más por mí, porque necesito tu amor.
Cruzó la barra para estar del mismo lado que yo y me abrazó por detrás.
— Aún no terminó mi turno, me pueden regañar si me ven contigo.
— No hay nadie que te supervise, nunca lo hay. — comenzó a dejar besos húmedos sobre mi cuello.
— No, pero hay cámaras. — cerré los ojos ante sus besos. — Nakyum~
— Hmm, no digas mi nombre así.
— ¿Así como? — pregunté divertida.
Me dio la vuelta para estar frente a frente y rozó nuestras narices.
— Así. — gemí de impresión al sentir sus labios contra los míos y al ser chupados por él.
— Nakyum~
— Justo así.
Su rostro fue a mi cuello y su lengua dio lamidas en este, tan húmeda y tibia que no hacía más que mojar mi calzón. Chupó y mordió varias zonas dejándome marcas, su mano me frotó la entrepierna por sobre la ropa.
— Kyum~ Nakyum, las cámaras...
— Al carajo las cámaras, amor. Divirtámonos un poco.
Me quitó el pantalón junto a las bragas dejándome desnuda del cuerpo abajo, tomó uno de mis muslos para colocarlo en su hombro y se inclinó hacia mi vulva.
