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Era una tortura vivir con los hermanos Kim, desde que tu padre se casó con su madre se volvieron parte de tu ahora familia, pero no era tan lindo tenerlos cerca cuando desde el primer día de convivencia sabías que ambos querían meterse entre tus piernas.
No negarías que ambos eran atractivos, porque lo eran, pero era insano siendo que ahora debían ser hermanos y hermana, aun cuando coqueteaban contigo tú debías resistir aquella tentación y no caer en sus juegos para salvar tu orgullo y dignidad.
— ¿Qué estás haciendo, hermanita? — Nakyum entró a la cocina usando solo su ropa interior. — Mmm, son para brownies, se ve rico. — observó lo que mezclabas en un tazón y su dedo intentó coger un poco de la masa de no ser porque lo apartaste de un manotazo.
— No metas tus gérmenes, son para la fiesta, para aquellos que logren coger algunos, claro.
— Bueno, pero cómo sabremos que están buenos si no puedo probar.
Rodaste los ojos y cogiste una cucharita. — Ten.
— Prefiero que me lo des tú. — abrió la boca esperando que metas la cuchara y al ver que no lo hacías se quejó. — Ush, que mala eres.
— Deja de molestar a nuestra pequeña, Nakyum. — entró el otro hermano vestido de la misma manera.
— ¿Qué acaso no saben qué existe la ropa? Ah y no soy su pequeña.
— Es mucho más cómodo andar así... pequeña.
— Y... ¿cómo está la mezcla? — preguntaste al chico de tu costado.
— Está rica... como tú. — su palma aterrizó en tu nalga y diste un brinco por la sorpresa más un ligero quejido por el golpe.
Inmediatamente él salió corriendo contigo detrás suyo dispuesta a darle su merecido.
— Genial, estos brownies estarán más ricos que antes. — sonrió Sehun al quedarse solo.
La música estaba a tope con varias personas dentro de su casa disfrutando de ella y de las bebidas que muchos llevaron, estaba siendo una fiesta demasiado buena y les agradaba el hecho de que sus padres siguieran en su segunda luna de miel después de un año de casados.
Entraste a la cocina jadeando en busca de un vaso con agua y te encontraste con los Kim.
— Hermanita, ¿ya probaste uno de tus brownies? — preguntó Nakyum.
— No, se los dejo a los demás, solo vine por agua.
— Pequeña, no pasará nada si te comes uno, anda. — Sehun te extendió un brownie. — Come, te quedaron deliciosos, como tú. — rio divertido.
