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Corría por los tejados de los edificios con agilidad usando todo lo que veía a su favor para retrasar su captura. Ya había perdido de vista al sobrehumano así que sigilosamente bajó por las escaleras de emergencia del último edificio en el que se encontraba, sin embargo, a medio camino se encontró con el enmascarado frente a ella.
Rápidamente giró para volver a subir los escalones, pero fue tomada por la espalda, ambos forcejearon, ella para librarse de él, y él para que ella por fin se rindiera, pero eso no pasaría. Con agilidad se libró de sus brazos para darle la cara y empezar a tirar golpes tras golpe, si bien el hombre era sobrehumano, ella no se quedaba atrás cuando toda su vida tuvo que pelear por sobrevivir en el mundo, era rápida y sabía de defensa, es así como en un descuido del hombre en traje, por no querer golpear a una mujer, recibió un golpe suyo cayendo por la baranda hasta terminar en la tapa de un basurero.
La chica rio observando a su enemigo por el borde. —Nos vemos luego araña.
No obstante, al alejarse solo un centímetro, el dorso de su mano fue envuelta por una masa pegajosa y blanquecina, su cuerpo fue jalado por el borde cayendo encima del hombre quien atrapó a la fémina y ambos terminaron rodando por el basurero hasta caer al suelo con ella encima suyo para evitar herirla.
La chica gruñó furiosa levantándose rápido para echarse a correr, sin embargo, se detuvo al ver su mano todavía atrapada en esa masa.
—Ya detente y entrégame lo que robaste.
—Yo no robé nada, mejor ve a la casa del gobierno y mira todos lo que los funcionarios roban a diario. —escupió tratando de quitarse la sustancia blanquecina.
—Kim Haneul, te he atrapado varias veces como para saber que mientes. Sé que tienes los diamantes.
—¿Ves que tengo alguna bolsa conmigo? —alzó los brazos para hacerle notar que no traía nada con ella y él frunció el ceño bajo su máscara.
—¿Dónde lo dejaste, pequeña ladrona? —cuestionó acercándose ella para quitarle su telaraña de la mano.
—En ningún lado, porque no robé nada. —siguió mintiendo sabiendo que en algún pequeño momento de su persecución ocultó los diamantes en un sitio estratégico para que nadie y solo ella supiera dónde estaban.
—¿En serio haremos esto otra vez? Bien... serán mil veces entonces.
—Espera no... —sus palabras fueron cortadas cuando el hombre salió volando por los cielos con ayuda de sus telarañas cargando a la chica gritona en su hombro hasta llegar a la torre del reloj de la ciudad. —¡Aah te odio, hombre araña!
Corrió a la pared para pegarse a esta y evitar mirar lo alto que estaban.
—Sabes cómo es esto, no actúes como si no lo supieras. Ahora dime la verdad o te quedarás aquí y tendrás que bajar tú sola. —lo miró de reojo y negó. —Como gustes. —dijo para caer de espaldas por el precipicio y ella gritó al ver que se iba.
