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Toda su vida trató de evitar lo que era, una zorra que le abría las piernas a cualquiera con tal de tener placer. Fue juzgada por su misma familia, quienes la echaron de la casa por ser una adúltera sin una pizca de tener a Dios en su corazón y alma.
Intentó reprimirlo por años, cambiando el sexo por el alcohol, llevaba una vida de mierda apenas ganando algo trabajando de mesera. Hasta que lo conoció a él.
Sehun fue ese rayito de sol que Haneul necesitaba. A pesar de ser unos años su menor, este supo manejar la persona que la chica era.
La cuidó, ayudó y apoyó en todo momento amándola como nunca lo habían hecho.
Haneul encontró en él algo que no había buscado, pero de todas formas encontró.
Había pasado muchos meses sin caer en alguna adicción, ya sea el sexo o el alcohol, sin embargo, algo detonó en ella aquella tarde del jueves mientras disfrutaba una película con su novio.
El corazón le aumentó de ritmo, empezó a transpirar y le dio una urgencia terrible de saltar sobre Sehun y cabalgarlo hasta desmayarse del cansancio.
Haneul estaba a ahorcajadas en las piernas del chico besándolo con intensidad y restregándose en su entrepierna generando pulsaciones sobre su clítoris a medida que el miembro del chico crecía.
Rápidamente, y con agilidad, se quitó la ropa hasta quedar desnuda para después despojar a Sehun de su camiseta, luego colocarse en el piso de rodillas y desabrochar su pantalón bajándolo hasta sus tobillos. Tenía el pene de su novio erguido y rígido frente a ella, lo envolvió en su palma masturbándolo y escupiendo saliva para añadir lubricación.
Haneul acercó su boca al glande y sacó su lengua rozándolo de un lado a otro molestando al chico quien mordía su labio inferior evitando soltar sus gemidos. La chica besó su punta mojándolo más para luego engullir su polla completa, chupó todo su tronco dirigiendo sus labios y lengua de arriba a abajo en un vaivén con la ayuda de su mano.
—Oh... noona~ —Sehun alzó las caderas metiéndose más en el interior bucal de su novia.
Bajó hasta tocar su pelvis y se quedó unos segundos ahí estática con todo el miembro de su pareja dentro de su boca sintiendo la ligera asfixia que le encantaba. Cuando supo que ya no daba más, sacó su falo y cogió aire mientras frotaba su mejilla con este.
—Noona —la tomó de los cachetes y la besó— ¿Estás bien?
Preguntó, hacía semanas que no intimaban después de aquel día donde lo hicieron con tranquilidad y amor, sin algún signo de la adicción de la chica que le hacía tener sexo con intensidad, pensó que no volvería a pasar después de hacer el amor y también de los meses sin una señal de eso, pero esta vez parecía que había vuelto.
