BETH
Ese viernes al atardecer fui a la casa de Asher y vimos un maratón de la saga de Harry Potter; solamente vimos las primeras tres películas porque no había tiempo para seguir viendo más.
Cuando el hermano pequeño de Asher llegó a casa, se quedó con nosotros en la sala, se sentó en medio de los dos y me rodeó con sus pequeños brazos para que lo abrazara mientras veíamos las películas. Al llegar la noche, la mamá de Alen bajó a la sala por él y lo encontró dormido junto a mi hombro. Ella lo cargó en sus brazos y lo llevó a su habitación después de despedirse de mí.
Cuando la tercera entrega de la saga llegó a su final, Asher se ofreció a llevarme a casa y yo le permití acompañarme. Cuando cruzamos la calle, le dije que podía seguir sola, pero él solo regresó a su casa una vez que yo llegué al umbral de la mía. Él y yo nos despedimos dándonos un abrazo y acordamos que el próximo viernes continuaríamos con nuestro maratón de magia y hechicería.
Cuando abrí la puerta de mi casa, me giré y distinguí su silueta a unas cuantas casas de distancia. Él se dio cuenta de que le miraba porque se volvió, y fue inevitable la conexión de miradas. Los dos sonreímos, y eso fue todo, porque él apartó la mirada y siguió andando.
Al adentrarme a casa, volví a pensar en la conversación que tuvimos en el gimnasio. Asher dijo que Reagan se había acercado a mí con la intención de conquistarme porque yo le atraía, pero la verdad era que cuando me crucé con Reagan las cosas fueron muy extrañas. Primero, encontré una notita suya pegada en mi casillero; en la nota se disculpaba por haberse comportado como un cretino en la fiesta del día anterior. He de admitir que me confundió recibir sus disculpas, incluso creí que era una especie de broma.
Entonces, cuando estaba a punto de entrar al gimnasio, me encontré con él y de inmediato vino hacia mí para remediar su error. Me dijo que le agradaba mucho y que no quería que hubiera un malentendido entre nosotros; aclaró que había bebido y estaba demasiado borracho para ser consciente de lo que hacía. Le especifiqué que no ocurrió nada entre nosotros y le resté importancia a la situación. Me había equivocado; desde un principio lo juzgué mal, ya que, aparentemente, debajo de esa fachada de chico atractivo y cool había un joven amable y agradable.
Reagan se ofreció a acompañarme a la clase, y por esa razón entré con él al gimnasio. Antes de irse, me dijo que en lo único que no había mentido en nuestro encuentro anterior fue al decir que yo le parecía muy simpática y guapa. Sin embargo, también mencionó que era peligroso intentar acercarse. Le pregunté por qué, pero evadió mi cuestionamiento y simplemente agregó que le encantaría que fuéramos amigos. Yo le sonreí a pesar de sentirme sorprendida. Finalmente, él se despidió besándome en la mejilla, y yo no reaccioné ante su gesto.
Al retroceder en el tiempo y volver sobre mis recuerdos, en mis pensamientos reapareció ese beso, uno inolvidable, la imagen difusa de unos labios que me robaban el aire y consumían mis sentidos con intensidad.
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Incondicionales
Teen FictionAsher es un joven con muchos sueños y metas en la vida, cada uno de sus objetivos tiene un propósito a seguir: convertirse en un jugador estrella del fútbol americano. Su mejor amiga, Elizabeth, es una gran soñadora. Ella sueña que las canciones que...