BETH
Contar con el apoyo de Mel y Tyler esa semana fue reconfortante y esencial para que pudiera mantener mi estabilidad emocional en clases y delante de mi familia, pero he de confesar que al llegar las noches no podía dormir porque en mi cabeza volvían a reproducirse esas imágenes en las que se quebró nuestra amistad. El corazón me dolía y me punzaba cada vez que algo me recordaba el nombre de Asher.
Cuando estaba sola me refugiaba en la música para no pensar, con el objetivo de olvidar, porque quería dejar de sentir tanto dolor y solamente deseaba dejarme invadir por las emociones del corazón. Tal vez por dentro estaba destruida, pero la melodía que latía dentro de mí estaba más presente que nunca, me daba vida y fortaleza, y yo me aferraba a esa chispa de alegría para no darme por vencida. Seguiría siendo la chica con el corazón roto, esa fractura estaría grabada como una cicatriz permanente, pero no permitiría que la herida que Asher dejó en mí me marcase el alma de por vida.
Me encontraba en casa, ocupando el sofá individual de la sala. Afuera el cielo ya estaba oscuro, pero la suave luz nocturna que proporcionaba la luna llena resplandecía más que cualquier otra noche. Me sentía profundamente relajada y tranquila mientras leía un capítulo de una emotiva historia de amor que me tenía fascinada.
Creía en los finales felices, en los amores verdaderos y en los romances efímeros que pueden marcar a alguien de por vida, pero no era ilusa, entendía que había historias de amor irrealistas e imposibles, historias que el destino no tenía previstas, historias en las que la tragedia y el desamor rompían a pedazos tus ilusiones.
Me aparté el cabello de la cara mientras le daba vuelta a una de las hojas del libro que sostenía entre las manos. De pronto, mi celular vibró en el reposabrazos del sofá. Extendí la mano y lo tomé, pronto descubrí en la barra de notificaciones que tenía varias llamadas perdidas de Asher y algunos mensajes de texto en los que me pedía hablar.
Volví a sentirme intranquila e insegura. Tuve que inspirar aire para disminuir la tensión de mi cuerpo. Cerré los ojos durante algunos segundos y me mordí los labios en un gesto nervioso. Repentinamente, el celular me vibró entre los dedos, me le quedé mirando fijamente al nombre que aparecía en la pantalla y sacudí la cabeza. Era una llamada suya, llevaba toda la semana rechazando sus llamadas y borrando sus mensajes y él todavía no se cansaba de insistir, no parecía estar dispuesto a dejarme tranquila.
Solté un resoplido de fastidio y finalmente solté el teléfono, el mismo cayó sobre mi regazo y yo dejé que siguiera sonando mientras me llevaba las manos a la cabeza. Me sentía superada por las emociones; era consumida por la frustración, la desesperación y el enfado.
Él ya me tenía cansada. Sinceramente, no lo entendía, no comprendía por qué decía que entre nosotros no podía suceder nada y después insistía tanto en aclarar las cosas.
En momentos como ese me preguntaba: ¿Qué pretendía aclarar él exactamente? ¿Pensaba decirme que fuéramos amigos a pesar de mis sentimientos? ¿De verdad creía que yo podría soportar seguir viviendo en el tormento constante de estar cerca suyo y sentirlo tan lejano?
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Incondicionales
Teen FictionAsher es un joven con muchos sueños y metas en la vida, cada uno de sus objetivos tiene un propósito a seguir: convertirse en un jugador estrella del fútbol americano. Su mejor amiga, Elizabeth, es una gran soñadora. Ella sueña que las canciones que...