BETH
Esa misma noche, cenamos todos en un elegante restaurante. Las personas que más adoraba estaban allí acompañándome y su presencia era invaluable. La alegría no me abandonó en toda la noche, porque teniendo a todos ellos a mi lado estuve segura de que nunca me abandonarían y jamás me quedaría sola.
A pesar de que Tyler y yo acabábamos de terminar no sentí incomodidad y tampoco lo vi comportarse diferente. Se sentó conmigo y conversamos de forma casual, así que habría sido difícil que alguien se diera cuenta de que nosotros ya no estábamos juntos.
Tuve algunas oportunidades de decirle la verdad a Asher, pude haberle confesado que las cosas con Tyler no funcionaron y que habíamos decidido romper, pero toda la noche tuve la sensación de que ese no era el momento indicado, no podía serlo porque estábamos rodeados de familiares y amigos.
Después de la cena todos se fueron y perdí por completo la esperanza de poder hablarle a Asher con la verdad. Me sentí desilusionada cuando me dijo que se iría con su familia, que no se quedaría porque tenía que prepararse para un torneo muy importante que tendría lugar el próximo fin de semana. Finalmente, me despedí y le deseé suerte, aunque tenía la seguridad de que su equipo saldría victorioso porque él era sumamente talentoso en la cancha.
Él y yo volvimos a estar incomunicados unos días, no fue hasta la tarde del día sábado que tuve noticias suyas y he de aclarar que no fue específicamente él quien me llamó. Su madre fue quien se encargó de informarme lo que le había pasado a Asher durante el torneo de la liga estatal.
Sus palabras fueron muy claras, ella dijo que Asher se había fracturado una pierna, que la lesión había sido de segundo grado y que los médicos le hablaron de las grandes probabilidades de que, después de recuperarse, ya no podría volver a jugar ningún deporte que requiriera de gran esfuerzo físico porque, de seguir así, tarde o temprano se causaría una fractura más grave y esta vez el daño de sus articulaciones sería irremediable.
Cuando me enteré de la situación me dolió el solo imaginarme como debía sentirse, porque jugar fútbol americano siempre fue su pasión, llegar a las ligas internacionales era su sueño y ahora ese sueño estaba roto.
A la mañana siguiente no pude contenerme más; pedí permiso en la universidad para ausentarme un par de días, busqué mi pasaporte, hice una maleta improvisada y ese mismo día tomé un vuelo a San Francisco para ir en su ayuda.
Su bienestar siempre había sido algo indispensable para mí, ni siquiera en los peores momentos pude abandonarlo, lo apoyé incluso aquella vez que terminó con Hillary y llegó a buscarme después de que estábamos tan distanciados. Ahora él me necesitaba y no había nada que pudiera impedirme que fuera justo a donde él estaba para aplacar su dolor.
***
Tras seis horas de vuelo, el avión aterrizó. Me apresuré en bajar, tomé mi equipaje y salí del aeropuerto a toda prisa. Tomé un taxi para llegar lo más pronto posible a casa.
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Incondicionales
Teen FictionAsher es un joven con muchos sueños y metas en la vida, cada uno de sus objetivos tiene un propósito a seguir: convertirse en un jugador estrella del fútbol americano. Su mejor amiga, Elizabeth, es una gran soñadora. Ella sueña que las canciones que...