♡ 30

11 4 0
                                    

ASHER

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ASHER

Esa noche, al llegar al bar y adentrarme en el estacionamiento, encontré un espacio libre y aparqué el coche de mi padre en ese sitio. Al apagar el motor, me bajé y fui a abrirle la puerta a Lina. Tal como le había prometido, había pasado por ella y ahora veníamos juntos a la reunión con mis amigos.

Ella me tomó del brazo y yo le rodeé la cintura mientras caminábamos hacia la entrada. Después de mostrar nuestras identificaciones, los guardias nos permitieron el paso. Atravesamos juntos el pequeño pasillo bañado de lámparas con luces fosforescentes.

A continuación, bajamos unos escalones y estuvimos dentro del bar más popular de la zona. Ese establecimiento contaba con dos pisos: en el piso superior había mesas repletas de gente, mientras que en el piso inferior había sofás relucientes de cuero rojo con mesillas de vidrio en el centro. Había reflectores distribuidos por todo el techo y, en el centro, de todo se encontraba la pista de baile repleta de parejas que se dejaban llevar por la música frenética que se reproducía en las enormes bocinas que parpadeaban al ritmo explosivo de la melodía.

En el extremo más cercano se encontraba la zona del bar, donde los bartenders atendían a los clientes y les servían toda clase de bebidas alcohólicas.

No me llevó mucho tiempo ubicar en qué sitio se encontraban mis compañeros. La mesa más cercana a la cantina de cristal ya estaba ocupada por ellos, quienes también venían acompañados de sus novias o de sus recientes conquistas.

Agarré la mano de Lina y la guíe entre la multitud para no perderla de vista ni un solo momento. A pocos metros de distancia, los chicos se percataron de mi llegada; entre ellos, visualicé también a mi amigo Max.

—Pero miren quién se digna a aparecer —mencionó uno de ellos con ironía.

—Y vaya manera de aparecer... Ya veo el motivo de tu retraso, vienes con una deslumbrante muñequita —expresó Joel, el más mujeriego e indiscreto de todos.

Lina no se avergonzó ni se sintió incómoda por ese comentario; ella simplemente les sonrió y me sostuvo los antebrazos para invitarme a abrazarla por la cintura. Yo la rodeé y apoyé mis manos en su abdomen plano antes de desplazar la mirada hacia los demás.

—Ella es Lina, chicos, llevamos dos semanas saliendo —les dije, y ellos se presentaron también con mucha amabilidad.

Al llegar el turno de Max, él simplemente soltó:

—Yo soy Maximiliano, amigo y compañero de Asher. ¿Él te ha hablado ya de su mejor amiga, Elizabeth? Se suponía que ella vendría esta noche; es alguien muy importante para todos nosotros, pero sobre todo, es importante para él.

A mitad de su discurso, deseé poder empujarlo y decirle que no se metiera con ella, pero tuve que controlarme y solamente le dediqué una mirada fulminante y severa.

Incondicionales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora