ASHER
Le sujeté con firmeza la mano y mantuve mis dedos entrelazados a los suyos mientras la acompañaba al escenario. A nuestro alrededor, la multitud aplaudía enloquecida. No podía imaginarme lo que harían al escuchar a Beth cantar.
Nos detuvimos a dos pasos del escenario. Beth mantenía su mano aferrada a la mía; se la veía nerviosa, pero yo, con un ligero apretón y una suave caricia en su mejilla, hice desaparecer todos sus miedos.
—Este es tu momento de brillar, canta con el corazón, Bethy.
Ella asintió y me sonrió, agradecida. Luego, me soltó la mano y subió los tres escalones que conducían al escenario. La vi caminar sin mirar atrás, a pesar de que todas las miradas estaban fijas en ella.
Se detuvo junto al micrófono, lo tomó entre sus pequeñas manos y, en cuando habló, su voz cálida llegó a los oídos de todos.
—Hola a todos... venir aquí esta noche ha sido una de las sorpresas más increíbles; realmente estoy muy feliz de estar con ustedes. Me siento encantada de poder cantarles una de mis canciones —entonces, ella se dio la vuelta y se inclinó para tomar una guitarra acústica que estaba apoyada en la pared. Continuamente acercó un banco hacia el micrófono y tomó asiento—. Quisiera dedicar esta canción a la persona que hizo que este sueño se hiciera realidad esta noche —su mirada se enfocó en mí y solamente fui capaz de sonreírle al captar las miradas del público a mis espaldas—. Asher, esto es para ti.
Noté que el lugar se quedó en completo silencio cuando sonaron los primeros acordes de la guitarra. Conocía la melodía, pero Beth jamás me había mostrado la letra de esa canción y yo ansiaba poder escucharla porque todas las canciones que componía estaban llenas de vida.
—Mi amigo incondicional... —esas fueron las primeras tres palabras. Su voz sonó dulce, suave y maravillosamente perfecta—. Contigo puedo contar, los días pueden ir mal, pero contigo todo es especial...
La mirada de Beth se desplazó entre el público mientras las notas musicales sonaban; me perdí en cada una de ellas. La melodía de la guitarra me transportó a ese mundo en el que nuestra amistad podía con todo.
La letra de su canción hablaba de nuestra amistad. Casi podía sentir nuestra conexión vibrando en el aire.
Identifiqué el cambio de ritmo de la melodía: antes era lenta y suave, pero ahora se escuchaba más delicada, y la intensidad de su voz resultaba aún más magnífica.
Ella cerró los ojos cuando cantó un fragmento de la letra que decía:
—Eres tú la risa de mi día a día, eres tú la alegría de mi despertar, eres los silencios en mi madrugada, lo eres todo para mí, mi amigo incondicional...
Estaba sorprendido por la intensidad de su voz. Todos estaban absolutamente atentos y ensimismados con la canción mientras ella deslizaba sus dedos entre las cuerdas de la guitarra una y otra vez.
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Incondicionales
Teen FictionAsher es un joven con muchos sueños y metas en la vida, cada uno de sus objetivos tiene un propósito a seguir: convertirse en un jugador estrella del fútbol americano. Su mejor amiga, Elizabeth, es una gran soñadora. Ella sueña que las canciones que...