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BETH

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BETH

-En realidad, yo estaba esperando que comenzara una canción para pedirle a esta hermosa chica que bailara conmigo.

No reconocí aquella voz ronca y profunda, pero distinguí que su acento no era igual al nuestro y supuse que se trataba de algún chico extranjero que solo había aparecido para salvar la situación.

Me mordí el interior del labio y fijé mi mirada más allá de la alta silueta de Asher. Vi aparecer detrás de él a la figura esbelta de un joven que nunca había visto en mi vida. El chico y Asher eran de la misma estatura, pero había una marcada diferencia entre ellos; mientras uno tenía el pelo negro y los ojos de un azul claro, el otro tenía el cabello largo (hasta los hombros) y rubio. Los mechones que caían sueltos a cada lado de su rostro tenían la misma tonalidad desde la raíz hasta las puntas, y sus ojos eran de un color azul zafiro grisáceo (si es que esa tonalidad existía). Aquellos ojos resplandecían bajo la luz brillante de los reflectores, y debido a la lejanía que había entre el techo y el suelo, la iluminación de las lámparas sombreaba las líneas perfiladas de su rostro varonil, lo que le otorgaba un aspecto increíblemente sensacional.

La complexión de su cuerpo resultaba asombrosamente celestial: tenía unos hombros anchos, una espalda fornida y un torso estrecho y firme. Bajo la delgada capa del traje que llevaba puesto, se podía ver que sus brazos eran musculosos y fuertes. Sin duda alguna, ese chico simpático y encantador encajaba en el perfil de hombres peligrosamente irresistibles.

No comprendí por qué razón me sentía cómoda en su compañía, pero me agradó la sensación de calidez que floreció en mi pecho tras su llegada.
La aparición repentina de ese chico fue mi salvación. No lo conocía y no sabía nada de él, pero ya lo consideraba mi salvador.

Sosteniéndome aún del brazo, Asher se volvió y le dedicó una gélida expresión.

-¿Quién demonios eres tú? -espetó, irritado.

-Soy el joven que desea bailar con la bella chica que se encuentra detrás de ti -respondió el rubio con la voz enronquecida. Sus ojos seguían fijos en los míos.

Al cruzar miradas, tuve clara la respuesta que daría a su anticipada petición de bailar conmigo. Probablemente, en algún otro momento lo habría dudado, pero no temí equivocarme en ese preciso instante.

-Este no es un momento indicado. Por si no lo has notado antes, has interrumpido una conversación importante entre nosotros y...

Me aclaré la voz para impedirle continuar.

-Está bien, Asher. Ya me siento mejor y estaré encantada de bailar con él.

Cuando me miró, sus facciones mostraron indignación y confusión.

-¿Qué intentas decir?

-Ella quiso decir que... -habló el rubio con voz suave.

-Que acepto que bailemos -afirmé yo, dirigiéndole una pequeña sonrisa.

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