ASHER
Actuando apresuradamente, me levanté del asiento de un salto y crucé volando la zona de baile para interponerme entre ellos de una vez por todas. Mi corazón empezó a latir descontrolado.
En el preciso momento en que llegué, lo agarré del cuello de la camiseta de un tirón brusco. Aparecí entre ellos tan abruptamente que él ni siquiera advirtió mi llegada; simplemente lo obligué a apartar sus sucias manos lejos del cuerpo de mi amiga. Cuando lo tuve delante, cerré los puños para sujetarlo del cuello de la camiseta con agresividad. En cuestión de segundos, nos encontramos frente a frente. Desafiaba con ojos intimidantes a ese chico despreciable.
—¡Apártate de ella, idiota! —espeté con dureza—. ¡Te lo advierto, no te le vuelvas a acercar o te las verás conmigo!
Una risa aguda escapó de su garganta, pero fue una risa cínica sin gracia.
—¿Quién te crees que eres tú para venir a amenazarme? —una mirada fría ensombreció sus facciones—. Suéltame ya mismo si no quieres meterte en un serio problema, cabrón.
Al fijar mis ojos fríos e inexpresivos sobre él, me encontré con los ojos enfurecidos de mi oponente, y me sentí repugnado al descubrir que sus ojos eran del mismo tono azul pálido que los míos.
Su mirada desafiante solamente me provocó más ganas de arrojarlo de un puñetazo contra suelo. Lo miré con furia y enojo al notar que Beth nos observaba a dos pasos de distancia con una expresión de alarma, confusión y perplejidad.
Me sorprendió que, cuando volteó a verme, lo hizo con frialdad y seriedad. Sus ojos cafés me observaron con desaprobación y molestia. Fue tal la intensidad con la que me atravesó que me hizo sentir como un intruso que se había metido en su camino.
El tipo se acercó más a mí e intentó zafarse de un tirón, pero yo mantuve mi agarre firme e infranqueable. Sus ojos teñidos de rabia brillaron bajo la tenue luz de las lámparas azules que colgaban del techo.
—El único que va a enfrentarse a un jodido problema eres tú por haberte metido con mi chica, maldito imbécil —espeté con la voz cargada de furia y desprecio.
El tipo de pelo oscuro se echó a reír, con una nota de amargura en la garganta, antes de entrecerrar los párpados con advertencia y musitar con sequedad:
—¿Qué podría hacer un tipo como tú contra alguien como yo, eh? Será mejor que le bajes de intensidad a tu tonito demandante y me quites las malditas manos de encima AHORA.
Era evidente que no lo toleraba y lo detestaba más que a nadie en la tierra, incluso sin conocerlo.
En un segundo de distracción, la mirada glacial del imbécil que sujetaba con dureza se enfocó en alguien que se encontraba detrás de mí, me refiero exactamente a Beth, quien también lo miraba por encima de mi hombro y lo escuchaba con atención. La expresión de su rostro me resultó indescriptible; tuve claro que no me agradó descubrir que le inquietaba algo de ese malnacido.
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Incondicionales
Teen FictionAsher es un joven con muchos sueños y metas en la vida, cada uno de sus objetivos tiene un propósito a seguir: convertirse en un jugador estrella del fútbol americano. Su mejor amiga, Elizabeth, es una gran soñadora. Ella sueña que las canciones que...