♡ 45

5 2 0
                                    

BETH

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

BETH

Había transcurrido apenas una semana cuando recibí su mensaje. En ese instante me encontraba en clase, estaba completamente centrada en la explicación del profesor Parker, pero todo ese equilibrio emocional y el estado de calma que había conseguido mantener a duras penas desde el comienzo de la semana se desmoronó cuando saqué el móvil de mi bolsillo y leí discretamente, bajo la superficie de mi butaca, el mensaje de Asher.

Asher:
Beth, te echo de menos, necesito verte. Ya hemos estado muy distanciados estos días y creo que ya es momento de que hablemos. Te estaré esperando esta noche en el restaurante "Star Path". Si te das la oportunidad de escuchar lo que tengo para decir, la reservación es a las ocho en punto.

Las manos me temblaron tanto que estuve a punto de dejar caer el celular al suelo y habría quedado en evidencia. Milagrosamente, pude controlar la ola de escalofríos que me traspasó la piel y fui capaz de mantener mi nerviosismo a raya mientras devolvía el móvil a mi bolsillo.

No me gustaba sentirme de esa manera. Me molestaba que Asher siguiera teniendo ese poder sobre mí, que me hiciera sentir así de frágil y vulnerable sin ni siquiera estar presente.

La última vez me costó mucho reunir los pedazos rotos de mis sentimientos, me había esforzado en adherir las piezas, las uní con extremo cuidado a mi corazón herido y no me permití caer a pesar de sentirme devastada desde lo más hondo de mi interior. Él no tendría que venir a desestabilizarme de esa manera, no podía pedirme que nos viéramos cuando me hizo sentir tan insignificante al decir que todo fue un error, una equivocación.

La herida que había dejado en mi interior aún seguía abierta y seguía punzando de la misma manera que el primer día que la fractura me dejó un hueco hondo en el alma. Si le permitía acercarse, si entraba de nuevo a mi vida y volvía a decirme cosas hirientes, la herida sangraría otra vez y el daño se volvería insoportable. No estaba lista para hablar, no estaba preparada para lidiar con ese insufrible dolor que me cortaba la respiración. No quería volver a mirar esos ojos y ver en ellos los matices del arrepentimiento por haberme besado, por haberme dado esperanzas falsas.

«Debes ser valiente y enfrentarlo, tienes que ser capaz de mirarlo a la cara y hacerle ver que sigues intacta en una pieza a pesar de que haya dañado una parte de ti», me sugirió la voz de mi consciencia y no pude ignorarla.

Era verdad que no tenía que tenerle miedo, no tenía que esconderme cuando debía ser él quien debía sentirse avergonzado por el mal momento que me hizo pasar, era él quien tenía que venir arrepentido por su dañino comportamiento, si había alguien que tenía que dar la cara y disculparse, ese era él. Yo ya estaba cansada de ocultarme cada vez que lo veía viniendo en mi dirección, cada vez que llamaba a mi puerta, cada vez que su nombre aparecía en la pantalla de mi móvil y le colgaba porque aún seguía sumergida entre el rencor y el resentimiento.

Incondicionales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora