BETH
El lunes volvió la rutina de la semana, así que me alisté para ir al colegio y salí de mi casa temprano con la intención de esperar el autobús escolar en la estación que se encontraba a dos calles de la avenida donde vivía.
Treinta minutos más tarde, el autobús se detuvo en el aparcamiento de las instalaciones de la academia. Se abrieron las puertas, los estudiantes comenzaron a bajar uno tras otro, fui una de las últimas en pisar el asfalto grisáceo del patio que ya conocía a detalle. Mirando hacia ambos lados, empecé a caminar detrás de los alumnos de cursos inferiores y no desvié mi atención del camino hasta que la voz estridente de Melissa llegó a mis oídos.
—No entres sin mí, Eli —dijo ella al llegar a mi lado y darme un abrazo que casi me dejó sin aire.
—Pensaba esperarte aquí mismo —le dije, y ella puso los ojos en blanco.
—Anda ya, no me lo creo —dijo risueña. Me tomó del brazo y comenzó a avanzar; tuve que seguirle el paso para no tropezarme mientras subíamos los escalones—. Resulta que eres de las que esperan a los motociclistas guapos sin cerebro; a mí no me puedes engañar—agregó en un tono acusador.
Negué con la cabeza y estuve a punto de justificarme cuando un pensamiento me pasó por la mente.
—¿Es idea mía o acabas de admitir que Max, el amigo de Asher, es tan guapo como él? —la acusé con los ojos entrecerrados.
Su expresión, comúnmente alegre, se transformó en una seria e inexpresiva. No me equivocaba, acababa de dar en el blanco. A Melissa le atraía Max, o al menos no le era indiferente.
—Acabo de decir que tú eres la que mueres por los chicos como Asher Bennett. Ya sabes que esos estándares inalcanzables no son mi tipo; yo soy más de deportistas con cerebro —aclaró ella, sin mirarme. No le creí ni media palabra.
Ambas atravesamos la entrada de la academia y nos adentramos en el extenso corredor que tenía buena iluminación gracias a los enormes ventanales.
—Vale, admito que tienes razón; muero por salir con un chico como Asher, pero lo quiero únicamente a él, a nadie más. Por otro lado, a ti te gustan chicos mayores, pero eso no quita que puedas tener los ojos puestos en el mejor amigo del capitán del equipo de fútbol americano.
—Ya te dije que Walters no me gusta —reiteró mi amiga con brusquedad—. ¿Sabes qué? Olvida lo que he dicho, esta conversación nunca existió.
Ella se soltó de mi brazo y se adentró al aula de Literatura caminando demasiado rápido. Parecía que el tema la había puesto nerviosa; la mención del nombre de Max fue suficiente para hacerla reaccionar de una manera que nunca antes la vi actuar: seria y a la defensiva.
Sonreí ampliamente. Acababa de comprobar que no era la única que caía rendida ante los encantos de los futbolistas más populares de la academia.
***
ESTÁS LEYENDO
Incondicionales
Teen FictionAsher es un joven con muchos sueños y metas en la vida, cada uno de sus objetivos tiene un propósito a seguir: convertirse en un jugador estrella del fútbol americano. Su mejor amiga, Elizabeth, es una gran soñadora. Ella sueña que las canciones que...