BETH
Ya eran las seis de la tarde y afuera llovía con intensidad. Estaba sola en casa porque mis padres habían ido a acompañar a mi hermana a un campamento al que asistiría con sus amigas.
Me había pasado el día mirando películas en la sala de estar, bebiendo sodas de lata y comiendo palomitas. Me encontraba tan inmersa en la película que no me esperaba que el resplandor cegador de un trueno en el exterior me haría estremecer del susto.
Tras haberme sobresaltado vi las luces parpadear repetidas veces y me puse tensa. La televisión se apagó cuando se fue la luz, pero esta volvió casi de inmediato y la deslumbrante luz de los focos me dejó desorientada durante unos pocos segundos.
Tuve que incorporarme para encender la televisión, iba a mitad de camino cuando de repente, un potente rayo de luz atravesó las cortinas e iluminó la estancia. Me volví sobre mis talones y miré hacia ese punto con el ceño fruncido. Caminé con pasos vacilantes hacia la ventana y cuando me detuve me invadió una sensación inquietante.
Lentamente, moví las cortinas con los dedos, aparté la tela de seda a un lado y miré por la ventana con curiosidad; noté que más allá de la lluvia había un auto con las luces encendidas. Viendo a través de los vidrios empañados entrecerré los ojos, quise descubrir la identidad de la persona que acababa de bajar del vehículo. Deslicé los dedos sobre la superficie del vidrio y me incliné un poco más, entonces, observando con más claridad el exterior de la casa logré verlo a la distancia; distinguí su silueta entre la llovizna, recorriendo a grandes zancadas el porche y aproximándose a la entrada.
El corazón se me detuvo de la impresión. Podría haber espero cualquier cosa, excepto una visita suya.
Mis pensamientos se revolvieron y mi mente quedó hecha un lío, pero solamente pude pensar en una sola cosa: que él estaba allí, llegando a mí.
Ni siquiera me permití pensar en nada cuando me dirigí a pasos apresurados hacia el vestíbulo para llegar a la puerta principal. Respiré agitadamente, con el corazón latiendo acelerado. Mi tonto corazón otra vez estaba dejándose guiar por esas emociones contradictorias.
Antes de que él pudiese llamar al timbre, respiré hondo y abrí la puerta. Se encontraba a dos pasos de la entrada cuando yo salí a su encuentro. Los dos nos quedamos suspendidos e intercambiamos miradas indescriptibles.
Tomé una respiración profunda y lo examiné con el corazón desbocado. Él llevaba el pelo húmedo por la lluvia y algunos mechones le cubrían los ojos y la frente, impidiéndome mirarlo directamente. Iba vestido de negro y tenía la chaqueta cubierta de diminutas gotas.
Yo iba mal peinada y mal vestida, porque ciertamente no tenía planes para salir ese día y nunca me imaginé que él llegaría. Afortunadamente, él no se detuvo a mirar mi aspecto y pasó directamente por mi lado. Me giré y lo visualicé alejándose por el vestíbulo para posteriormente adentrarse a la sala de estar.
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Incondicionales
Teen FictionAsher es un joven con muchos sueños y metas en la vida, cada uno de sus objetivos tiene un propósito a seguir: convertirse en un jugador estrella del fútbol americano. Su mejor amiga, Elizabeth, es una gran soñadora. Ella sueña que las canciones que...