♡ 49 P2

5 2 0
                                    

ASHER

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ASHER

Al dar la hora de la salida avancé por el pasillo con la mochila colgando del hombro. Veía pasar por mi lado a chicos y chicas que asistían a distintos grupos, pero a pesar de que les oía conversar y reír estaba ausente. El tiempo pasaba y nada parecía haberse detenido, todo seguía su curso, pero era yo el que no podía seguir adelante. Me sentía bloqueado, mi estado de ánimo estaba por los suelos.

Al atravesar la salida del instituto fui directo al aparcamiento, me subí en mi motocicleta y coloqué la llave en el contacto. Antes de irme me puse los auriculares en los oídos y reproduje mi lista de música a todo volumen porque quería despejarme y ya no pensar, necesitaba distanciarme de los malos recuerdos y comenzar a olvidar.

Al llegar a casa me crucé con mi madre en la sala de estar y me quedé conversando con ella un rato. Una vez que subí a mi habitación a cambiarme el uniforme, me llegó un mensaje de Max en el que me pedía que nos viéramos en la fiesta de Carter (nuestro compañero defensivo en el equipo) y justo debajo del chat me aparecía la dirección geográfica del lugar en el que sería la dichosa fiesta.

Consideré escribirle que no estaba de humor para fiestas ni celebraciones porque Beth acababa de dejarme bien claro que la dejara en paz y que estuviera fuera de su vida. Al final terminé borrando el mensaje y escribí otro en el que decía:

Asher:
Nos encontramos allí.

A los pocos segundos recibí un mensaje suyo en el que decía que llegara puntual. Ya no le respondí, solamente procedí a cambiarme de ropa, elegí ponerme una camiseta negra, unos jeans oscuros y una chaqueta blanca que en la parte de la espalda ponía la palabra Sport y tenía grabada la ilustración de un lobo.

Cuando dio la hora de irme bajé a la planta baja y le dije a mi madre que saldría con unos amigos y que volvería pronto. Ella me dijo que fuera con cuidado y yo le sonreí mientras le decía que estaría bien. Últimamente, ella se había obsesionado con estar al pendiente de mí porque temía que pudiera volver a lastimarme después del incidente en el que me disloque el hombro.

En el momento justo que salí de la casa una corriente de aire me alborotó el cabello. Tuve que acomodármelo con los dedos mientras me dirigía a la cochera para sacar mi motocicleta. Apenas había abierto una pequeña parte de la puerta cuando lo recordé: ahí fue donde la besé, en ese lugar la había vuelto a besar y, sin que ella se diera cuenta, en sus labios me había vuelto a perder.

Los nervios de mi cuerpo se contrajeron mientras subía la cortina y sacaba la motocicleta de allí. Ya me daba cuenta de que entrar allí no me hacía ningún bien, pero no tenía alternativa. No encontraba la manera de sacarla de mi cabeza, la tenía impregnada en la piel y en cada pensamiento, porque, a pesar de que el tiempo siguiera avanzando su recuerdo se quedaba conmigo.

Antes de irme volví a bajar la cortina y apagué las luces. Al cruzar la puerta y salir al exterior ni la temperatura fría del clima pudo relajar la tensión en mi cuerpo.

Incondicionales Donde viven las historias. Descúbrelo ahora