ASHER
Mis ojos la siguieron cuando ella atravesó el espacio de los vestuarios y desapareció tras la puerta de acceso. Max me miró de forma sospechosa y yo desvié la mirada para evitar que me descubriera sonriendo.
Terminé de vestirme y, al final, me puse la chaqueta del uniforme deportivo. Mientras volvía a colocarme el equipo ortopédico en el brazo para evitar algún movimiento perjudicial, me descubrí pensando en las suaves caricias de sus dedos y las placenteras sensaciones que me hicieron sentir.
No era tonto; me daba cuenta de que producía un efecto en ella cuando la miraba, le sonreía o me le acercaba. No pude haberlo interpretado mal; a los dos nos pasaba lo mismo, nos sentíamos atraídos por una fuerza irrefrenable y poderosa.
Mi amigo se apoyó en la columna de taquillas y se cruzó de brazos mientras me examinaba con la mirada.
-Todos están desanimados porque hemos perdido, pero a muchos no nos ha importado demasiado la derrota porque hemos visto lo que te ha pasado y descubrimos que no fue un accidente... -comenzó a contarme Max, pero no pude prestarle demasiada atención.
Al meter en el interior de la taquilla el resto de mis cosas, tuve la certeza de que debía salir a buscarla. Esta vez ya no podía permitir que se marchara. No después de darme cuenta de que verdaderamente sentía algo intenso por ella.
-Oye, creo que Beth se ha dejado este listón cuando salió corriendo -comentó Max tranquilamente.
Tomé el listón que me ofrecía y entendí perfectamente lo que pretendía sugerirme con la mirada.
-Ya tengo que irme, nos veremos luego -le dije con rotundidad.
Pasé por su lado, atravesé el vestuario y salí al pasillo a grandes zancadas. Miré en ambas direcciones y eché a correr hacia el corredor más extenso, arriesgándome a equivocarme de dirección.
Era oficial. Me estaba volviendo loco y el daño pronto sería irremediable.
Al llegar al final del corredor, la vi cruzando el pasillo de las aulas. Inspiré una bocanada de aire con alivio. Me dispuse a alcanzarla para detenerla, pero antes de que pudiera hacerlo, alguien más apareció desde el otro extremo del lugar y se le acercó con una reluciente sonrisa.
Tyler la abrazó cuando la tuvo lo suficientemente cerca. Al apartarse, le sonrió y dijo algo que iluminó el semblante de Beth.
Los observé desde la distancia con el ceño fruncido profundamente. Mis cejas estaban arqueadas en un gesto confundido y contrariado.
Algo extraño y desconocido me atravesó el cuerpo. Una ola de emociones se arremolinó en mi pecho y sacudió los cimientos de mi autocontrol.
Al identificar los síntomas, me sorprendió descubrir que sentía celos de que estuviera hablando con otro.
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Incondicionales
Teen FictionAsher es un joven con muchos sueños y metas en la vida, cada uno de sus objetivos tiene un propósito a seguir: convertirse en un jugador estrella del fútbol americano. Su mejor amiga, Elizabeth, es una gran soñadora. Ella sueña que las canciones que...