Arabela es una joven italiana de la mafia más peligrosa de toda Italia. Solía tener una personalidad dulce y tierna, pero todo cambió cuando ese ser en quien confiaba y que pensó que la amaba, la traicionó al confesarle que todo era una vil mentira...
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Arabela
Estoy terminando de arreglarme porque tengo una cita con Vladmir. Según él, me llevará a un lugar especial. Le pregunté si íbamos a hacer el amor y solo sonrió con picardía. Me dijo que no me desespere, que ese día llegará pronto. Solo faltan unos meses y él quiere que sea lo más especial y lindo para ambos.
Cuando estoy por tomar un carro de muchos que tiene mi padre, él no me lo permite y yo lo miro molesta.
—Te irás en una de las camionetas con mis hombres. No creas que te dejaré que vayas sola. Entrégame las llaves.
—Pero ¿qué pasa contigo padre? Sé manejar, ¿por qué no puedo? Además, estoy cansada de tener a esos idiotas merodeando. No se puede hacer nada. —Digo rodando los ojos.
—Y según tú, ¿qué quieres hacer? Porque es solo una cita, en un lugar público. ¿O qué pretendes? Mira, no me hagas perder la paciencia. Hoy no estoy de humor. Te irás con mis hombres sin rechistar, ¿entendido?
—Tú nunca estás de humor, pero está bien, ya entendí. Me iré con los idiotas de tus hombres. —Aseguro molesta.
Él no dice nada y solo me fulmina con la mirada y se va. Respiro profundo para controlar la molestia que siento. Ese hombre no me deja hacer nada sola. Espero que cuando tenga mi mayoría de edad, las cosas sean diferentes.
Quizás no tenga una vida tranquila y en paz, pero agradezco tener a mis padres, aunque mi padre se porte como un ogro a veces, como ahora. Pero la mayoría de las veces es cariñoso, tierno y hace sus chistes. Pero ojo, solo con nosotras, porque cuando se trata de cualquier otra persona, es un demonio.
Él no le teme a nada ni a nadie. Desde que me hablaron de nuestra vida, me empezó a contar historias de cómo acababa con cualquiera sin piedad. Al principio me atemoricé. Dije, "Oh Dios, mi padre es un asesino psicópata", pero luego me aclaró que solo con los que eran malos con él o querían matarlo. A personas inocentes no les hace nada, y lo entendí. Creo que yo misma haría lo mismo, solo es defensa.
Y el problema es que yo quiero una vida tranquila y sé que no la tendré nunca. Después de que mi madre, hace una semana, me dijo que yo en el futuro estaré a cargo de las empresas y los negocios, toda ilusión de tener paz se esfumó. Sé que no podré librarme de eso, aunque intente esconderme debajo de una roca.
Pero, de todas formas, hablaré con Vladmir y le diré que planifiquemos para irnos juntos. No importa donde, pero que sea bien lejos. Solo espero que acepte.
Estoy en una banca del parque esperando a mi ruso, pero él aún no llega. Me dijo que tardaría un rato porque su padre le puso una tarea que hacer y que luego me dirá qué fue, pero ya pasó media hora y la verdad estoy ansiosa por verlo.
Miro por todos lados viendo a las personas pasar, pero por donde sea que mire, solo veo a esos idiotas que me tienen que cuidar o, mejor dicho, vigilar, porque ese es el único propósito de mi padre: vigilar todos mis movimientos.
