🦋Capitulo 12.🦋

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Arabela

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Arabela

Mientras me miro al espejo, terminando de arreglarme, pienso en mis niños. Su pedido me dejó pensando todo el día. Llegué tarde a casa a propósito para encontrarlos durmiendo. Necesito tiempo para ver qué les digo, porque estoy segura de que no se cansarán de preguntar por él. Tampoco les diré que su padre es una vil rata. Veré qué les invento.

Cuando me enteré de que estaba embarazada, lloré mucho. Tanto fue mi dolor que pensé en abortar, pero deshice esa idea de inmediato. Yo no haría eso nunca. Aunque sienta odio al padre, ellos no tienen la culpa de nada. Amo a mis hijos con toda mi alma y haría lo que sea por ellos.

Aún recuerdo los primeros síntomas en mi antigua habitación. Pensé que algo me había caído mal, pero qué equivocada estaba. Gracias a ustedes, mis bebés, estoy de pie.

Cuando me secuestraron, ya sabía de mi embarazo. Estaba aterrada de que les pasara algo, pero no pasó nada. Sí, recibí unos golpes en la cara y casi me mataron ahorcándome, pero nada más grave.

Ya lista, salgo. Mientras bajo las escaleras, veo a mi padre y no se ve con buena cara.

—¿Vas a ir así vestida a la reunión con los colombianos? —habla viéndome con seriedad.

—Se me olvidó comunicarte. Es que cancelé la reunión para otro día. —le anuncio terminando de bajar las escaleras.

—¿Desde cuándo cancelas reuniones? ¿Qué pasa? —expresa mi padre con molestia.

—Nada. Tengo otra cosa más importante que hacer. —espeto con seriedad, como siempre.

—¿Qué es más importante que la reunión? —su expresión cambió a una mucho más molesta.

—Bueno, creo que soy bastante adulta y sé lo que hago. No te tengo que explicar todo. —afirmo con fastidio.

—Pero en cosas de negocios sí. No te olvides de que soy el jefe, aparte de que soy tu padre. —vocifera enojado. Yo le doy una media sonrisa.

—Pero tú me pusiste al mando. Además, no es gran cosa. Así que relájate, que gracias a mí se concretaron muchos negocios y otros pagaron sus deudas. —le explico con la misma sonrisa.

—He creado un monstruo. —ahora es él quien me da la media sonrisa.

—Debo admitir que hiciste un buen trabajo. —aseguro saliendo de la casa.

Me subo a la limusina junto a Fabrizio y dos guardaespaldas, con otros tres vehículos detrás que llevan más guardaespaldas.

—Está noche está muy bella, mi señora. —se expresa Fabrizio, yo lo miro y él se pone nervioso.

—¿Solo esta noche? ¿Estás insinuando que siempre estoy fea? —cuestiono manteniendo fijamente mi mirada en él, algo que lo pone nervioso.

—No he dicho eso, dis-discúlpeme, usted, usted siempre está be-bella, lo-lo siento. —tartamudea nervioso. No puedo evitar darle una media sonrisa.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora