🦋Capitulo 39.🦋

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Arabela

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Arabela.

Con mi mente ya más calmada y mi cuerpo ardiendo de deseo. Me alejo de él y empiezo a quitarme la ropa, pasando mis manos por mi cuerpo mientras le hago un pequeño baile sensual. Sus ojos se oscurecen y se agrandan más de lo normal. Cuando estoy completamente desnuda, me acerco a él. Estoy tan excitada y húmeda que me olvido de todo.

Solo él me pone asi.

Acaricio su cuerpo hasta bajarle el bóxer hasta la mitad de los muslos, su miembro salta y me relamo los labios. Me arrodillo, paso mi lengua por su glande y él se tensa. Con una mano, acaricio sus testículos mientras lo masturbo con la otra. Él gruñe ante todo lo que le hago y su cuerpo se tensa.

Decido detener lo que hago y me subo a él. Agarro su miembro y lo froto contra mi clítoris, provocándome un fuerte jadeo y él jadea junto conmigo. Acomodo su miembro en mi entrada y de una estocada, lo hago entrar, provocándome un grito de placer. Lo miro directo a los ojos y empiezo a cabalgarlo como una desquiciada, mientras acaricio mis senos, porque él no puede hacerlo. Lo noto desesperado y yo estoy a punto de llegar al orgasmo.

Unas cuantas embestidas más, movimientos circulares y un pellizco en los pezones en el momento justo, hacen que llegue a mi tan esperado orgasmo y grito de placer. Caigo sobre su pecho y le doy una mordida, me encanta morderlo. Eso fue rápido, creo que mi excitación era tan grande que terminé demasiado pronto.

—Te extrañe mi rusito. Me encanta sentirte dentro de mí. —hablo jadeando y tratando de controlar mi respiración.

Él empieza a mover las caderas y me doy cuenta de que todavía no ha llegado al orgasmo, pero como soy un poco malvada, él no lo hará. Me levanto lo más rápido que puedo para que no continúe, lo escucho gruñir y me mira con rabia.

—¿Creíste que permitiría que tuvieras un orgasmo? No, querido, la única que experimentará placer aquí soy yo. —le digo con una sonrisa y veo cómo su rostro se pone rojo de la rabia y me río con fuerza.

Me acerco otra vez a él, veo como su miembro palpita. Se que está desesperado por llegar a su orgasmo y reconozco que quiero que llegue. Pero esto es una forma de torturarlo.

—Ay, mi rusito, si tan solo no hubieras sido un completo canalla en el pasado, nada de esto estaría sucediendo. Si no hubieras follado a esa puta delante de mí. Todo sería diferente. —digo mientras deslizo mi mano por su pecho hasta llegar a su pene y lo acaricio. Él se retuerce deseando que lo toque más, me mira con una mezcla de confusión, suplica y lujuria, tentándome a seguir.

Sin embargo, no le daré esa satisfacción. Me alejo de él y comienzo a vestirme mientras su mirada intensa sigue clavada en mí. Él niega con enojo. Ya vestida, me acerco a él para ajustarle el bóxer, no quiero que lo vean de esa manera. Pero antes de hacerlo, paso mi lengua por su glande, provocando que gruña aún más. Repito este proceso varias veces y luego me detengo, terminando de acomodarle el bóxer. Él me mira furioso.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora