🦋Capitulo 34.🦋

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Arabela

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Arabela

El corazón me late a mil por hora mientras observo al imbécil parado frente a nosotros, que nos mira en silencio. Su mirada parece penetrar hasta lo más profundo de nuestros pensamientos y emociones. En medio de toda esta mierda, el tiempo parece haberse detenido, dejándonos a nosotros solos con esa mirada perturbadora.

Siento la urgencia de apretar el gatillo y hacer que su cabeza estalle, pero los cinco hombres que nos rodean impiden tomar esa acción. La ira hierve en mi interior, pero la prudencia me obliga a contenerla. Tengo que ver cómo salir de esta mierda y este psicópata.

—Al fin nos volvemos a encontrar, después de tanto tiempo. No sabes cuánto he ansiado este momento. Sigues siendo igual de hermosa muñeca. —su voz, apenas audible tras la capucha que ocultaba su boca, no me resulta familiar.

Sin embargo, él parece reconocerme a pesar de llevar un antifaz que oculta mi identidad.

—¿Quién eres? ¿Y qué diablos quieres? —gruño, sin bajar mi arma ni un instante.

—Quizás hayas oído hablar de alguien llamado "la bestia". Pues bien, aquí me tienes. —declara, y al hacerlo, abro los ojos sorprendida. ¡No puede ser! Era el maldito que intentó arrebatarme a mis hijos y que ha estado jodiéndome la existencia.

La rabia se mezcla con el temor, pero sé que no puedo permitir que este encuentro me nuble el juicio. Debo mantener la calma y encontrar la manera de salir de esta situación.

—¡Maldito imbécil, dime qué demonios quieres! ¡Habla ahora o te juro que te volaré tu cabeza! —grito, sintiendo cómo la ira me consume por completo. En este momento, ya no me importa nada más que verlo pagar por intentarse llevar a mis niños.

Pero en medio de mi furia, la voz de Fabrizio se hace presente tratando de calmarme.

—Tranquilízate, si seguimos así no saldremos vivos de esta. —me advierte, intentando ser mi voz de la razón en medio del caos.

Aunque el odio arde en mí, decido escuchar a Fabrizio, sé que tiene razón, disparar en ese momento solo nos llevaría a la perdición. Observo a nuestro alrededor, nos superan en número, y mi único objetivo es proteger a mi hermano y de paso a mí.

El desgraciado frente a nosotros no parece inmutarse ante mis amenazas.

—Te sugiero que reconsideres tus acciones. No te conviene disparar. Estás rodeada, y respondiendo a tu pregunta, estoy aquí por ti. Debió haber sido hace mucho tiempo que te llevara conmigo, pero ahora finalmente te tendré a mi merced —declara con una malvada sonrisa de satisfacción.

Sus palabras resuenan en lo más profundo de mi ser, haciéndome estremecer, pero me obligo a actuar como si nada me afectara. Este maldito está claramente desquiciado, habla como si ya nos conociéramos, como si hubiera compartido momentos oscuros conmigo que yo misma no recuerdo. Pero no le daría la satisfacción de verme vulnerable.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora