🦋Capitulo 49.🦋

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Arabela

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Arabela.

No sé en qué momento me quedé dormida. Al abrir los ojos, me sorprendo al ver el rostro de Vladmir tan cerca de mí. Sin poder evitarlo, sonrío. Es tan guapo. Mi mano acaricia sus labios y las ganas de besarlo se apoderan de mí. Me quedo contemplándolo, a pesar de que aún me siento un poco mareada y con un leve dolor de cabeza. La pastilla que tomé me ha mejorado un poco.

Cuando pienso en acercarme para darle un beso, él abre los ojos y me regala una media sonrisa.

—Hola, ¿cómo te sientes? Fabrizio me comentó lo que pasó. —dice, acariciándome la mejilla. Cierro los ojos ante su tacto. Se siente tan bien.

—Creo que bien. —susurro.

Mantengo los ojos cerrados por un largo rato, hasta que los abro y me quedo embobada viendo sus hermosos ojos, que siempre me recordarán a mis hijos. En ese momento, al no escuchar sus voces, empiezo a preocuparme.

—¿Y los niños? ¿Dónde están? —Intento levantarme, pero él no me lo permite. Lo observo con preocupación.

—Tranquila, están con tu hermano. Descansa. —habla mientras sigue acariciándome la mejilla—. Él está aquí mismo en el hotel, no te preocupes. Además, tenemos a mucha gente cuidándolos.

Ambos nos miramos a los ojos sin decir palabra. Me muero por besarlo, tocarlo, sentirlo. Sin poder contenerme, lo beso. Tarda en reaccionar, pero pronto nos besamos con fervor. Sus besos son magníficos, los extrañé como nunca. Él me aprieta más contra su cuerpo y puedo sentir su erección pegada a mi pelvis.

Acaricio su cuerpo mientras él acaricia mi espalda, todo sin dejar de besarnos. En este momento, me transporto a otro mundo, donde solo estamos él y yo. Mi corazón late a mil por hora, la emoción que siento es incomparable. Tanto tiempo deseando sus besos y por fin vuelvo a probarlos. Su boca sabe a menta, deliciosa.

Mi mano se dirige a su miembro y lo toco por encima del pantalón, sintiéndolo duro y palpitante. Un jadeo se le escapa y eso me enciende más. Con más decisión, empiezo a desabrocharle el cinturón. Lo deseo, lo necesito.

—Espera. —dice jadeando, deteniendo nuestros besos. Nuestra respiración ya está agitada, sonrío mientras me muerdo el labio—. Esto no. No podemos. No puede pasar.

Mi sonrisa se evapora. Lo miro desconcertada, sin creer lo que me está diciendo. Trago grueso antes de hablar. Cierro los ojos por varios segundos tratando de controlar lo que siento. Roso mi nariz con la suya.

—¿Por qué no? ¿No me deseas? ¿Ya no me amas? —susurro, tratando de contener las lágrimas que quieren salir.

—Por favor, Arabela, no me preguntes esas cosas. —habla mientras se incorpora, y sale de la cama. Yo hago lo mismo.

—¿Por qué no? Solo tienes que responderme. Mírame. —él no lo hace y camina de un lado a otro—. Vladmir, por favor, mírame, dime que no me amas, dime que no me deseas y te dejo en paz. Me duele esto, mucho. Sé que hice muchas cosas mal, pero ya no lo soporto, tu desprecio, tu indiferencia me está matando.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora