🦋Capitulo 64.🦋

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Arabela

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Arabela

Los gruñidos de Alan me hacen volver a verlo y Vladmir está haciendo lo mismo, arrancándole una de las uñas, pero de los pies. Alan se retuerce del dolor, pero trata de no mostrar lo afectado que está; es algo orgulloso. Cuando lo torturaba, se hacía el que no temía o que no le dolía.

Mi ruso se toma su tiempo con su hermano, acarrándosela tan lentamente que a mí me desespera. Lo digo, esto es algo que a otros les causaría horror, pero a mí no. Se siente tan bien ver cómo torturan a Alan; está pagando toda la mierda que nos hizo. El cuerpo de Alan está tembloroso y su respiración acelerada. Cuando termina con ambos pies, Vladmir se levanta de la silla, se queda contemplándolo por varios segundos y con una sonrisa se vuelve a acercar a la mesa. Lo veo agarrar un envase que contiene un polvo blanco.

¿Me pregunto qué será eso? ¿Y qué hará con él?

Sin borrar esa hermosa sonrisa de su rostro, se acerca a mi padre, le sostiene la cabeza con brusquedad, le baja la mordaza y de golpe le echa en la boca una gran cantidad del contenido del envase, haciendo que mi padre empiece a toser con desesperación, pero Vladmir le vuelve a poner la mordaza evitando que expulse el polvo, provocando que ahora se ahogue.

—Mi ruso, ¿qué le has echado? —pregunto con obvia curiosidad mientras veo que mi padre está desesperado.

—Cloruro de sodio. Con cocaína. Para que sientan que están en las nubes. —responde con una sonrisa maliciosa. Lo miro asombrada y orgullosa.

—Eres un genio. Ese tipo de tortura no se me había ocurrido. —aseguro con una sonrisa de emoción. —Espero que tú no pruebes esa cosa.

—Eso nunca, mi principessa, la droga no es lo mío. Pero ya casi vamos por algo más emocionante, ya verás. —asegura guiñándome un ojo y acercándose a Alan.

Él hace lo mismo que le hizo a mi padre, le echa otro frasco de sal haciendo que este entre en desesperación, tosiendo y ahogándose, sin darle chance a nada le pone la mordaza. Ese método de tortura es sorprendente, no me imagino lo horrible que se debe sentir. Si comer algo subido de sal es malo, que te lo echen así es falta.

—Les dije que cada cosa que nos hicieron la iban a pagar. A la mala entenderán que Arabela y yo siempre estaremos juntos, ni sus mierdas podrán con nosotros ¿Entienden ahora? —dice Vladmir, mirándolos con frialdad.

—No creo que lo entiendan. Tu lindo y adorado hermano es la bestia, y según él no se doblega ante nada ni nadie. Y mi padre es muy orgulloso, aunque tal vez se doblegue primero. —digo viéndolos con una sonrisa burlona.

—Bueno, se dobleguen o no, las torturas siguen, ya que no tengo autorización de matarlos. —habla mirándome y sonriendo.

—Eso no, mi ruso, los quiero vivos. —respondo.

Él se me acerca, sostiene mi mentón y me planta un beso en la boca. Nos besamos con mucha pasión. Mientras nos besamos, las ganas de sentirlo dentro de mí se apoderan de todo mi ser. Cuando nos falta el aire, dejamos de besarnos. Nos vemos a los ojos y puedo ver la lujuria en él.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora