🦋Capitulo 13.🦋

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Arabela

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Arabela

El tiempo ha transcurrido lentamente, y Vladmir, el imbécil, aún no da señales de vida. He perdido la cuenta de las copas de champagne que he consumido en este lapso. Mi paciencia se agota, y la impaciencia se apodera de mí. ¿Dónde diablos está ese hombre? Necesito información, ¡y la necesito ahora!

Mientras espero, no puedo evitar sentir ansias por verlo, pero no por las razones que podrían pensar. Quiero verlo para comenzar mi venganza, para hacerle pagar por lo que me hizo. No soporto esta espera interminable. ¿Dónde está, maldita sea?

Finalmente, Fabrizio me informa que ha llegado. Mi corazón late con fuerza, haciéndome sonreír. Dirijo mi mirada hacia la entrada para verlo, pero cuando lo avisto, mi alegría se convierte en una ira incontrolable. ¿Cómo se atreve a venir aquí con esa maldita perra? La reconocí de inmediato, es la estúpida que se le lanzó encima para besarlo. Y allí está él, tomándola del brazo como si fuera lo más natural del mundo.

Siento una furia recorrer todo mi cuerpo, y no puedo evitar desear la muerte de esa perra y luego la de él. ¿Cómo puede pensar que puede venir aquí con ella? Maldito estúpido.

Respiro profundamente, tratando de controlar la rabia que me consume. ¿Cómo puedo evitar levantarme y no cometer una locura al verlo con esa mujer en su brazo? Intento mantener mi compostura, aunque siento que la ira crece dentro de mí.

¿Por qué me molesta tanto verlos juntos? Me pregunto, pero no encuentro una respuesta. Desvío la mirada, incapaz de soportar la vista de esa mujer con su sonrisa estúpida, mientras él parece ajeno a todo. ¿Cómo puede estar tan tranquilo después de lo que hizo?

Quiero ver dónde se han sentado, pero al mismo tiempo, no quiero. Verlos juntos me enfurece y me llena de celos. Le ordeno a Fabrizio que me diga dónde están, y me dice que están sentados a varias mesas de nosotros.

Finalmente, decido mirar en su dirección. Ahí está él, serio, sin mirar hacia ningún lado. Pero ella, esa maldita mujer, sigue pegada a él, abrazándolo y acariciándolo como si fuera suyo. La ira vuelve a apoderarse de mí, y no puedo evitar seguir sintiendo celos.

Le ordeno a Fabrizio que me traiga más champagne. Necesito distraerme, y la bebida siempre ayuda. Pero no puedo evitar mirar en su dirección una y otra vez, viendo cómo ella lo toca sin descanso mientras él no hace nada. ¿Cómo puede permitir que ella lo toque? La rabia me consume, y todo en lo que puedo pensar es en la venganza.

De repente, escucho la voz de Fabrizio llamándome. Lo miro con rabia, preguntándome qué es lo que quiere ahora.

—Señora, creo que no fue una buena idea venir aquí —me habla— Estamos rodeados de personas importantes, pero también peligrosas, en especial ese hombre que está allá. Que es nuestro mayor rival, y no creo que sea seguro estar en el mismo lugar que él.

Me hace una señal con la mirada, miro con disimulo y veo a quién se refiere. Ahí está él, el viejo que ha estado tratando de destruirme; Doménico Ferrano, que es el segundo y por eso no me soporta, no soporta que una mujer sea mejor que él.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora