🦋Capitulo 68.🦋

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Arabela

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Arabela.

Al abrir los ojos, me percato de que estoy esposada a una cama. Mis brazos y piernas no los puedo mover. Todo está oscuro, pero donde sea que me encuentre, todo huele maravilloso. Un aroma exquisito a flores mezclado con lavanda, además de un olor varonil, de esos que nos encantan en un hombre. Así huele mi ruso.

Mi cuerpo tiembla un poco por el frío, pero no es insoportable; al contrario, es bastante soportable, aunque al estar completamente desnuda, siento más intensamente el frío.

Intento comprender ¿cómo demonios llegué a esta situación? ¿Cómo ese idiota logró secuestrarme sin que lo imaginara? Ya verá cuando pueda liberarme, me la va a pagar bien caro, y esos traidores de mis hombres también me la pagarán. Aunque no sé cómo me cobraré, tampoco sé qué es lo que trama. ¿Por qué secuestrarme? ¿Por qué llegar a este extremo?

En estos momentos tengo muchos sentimientos encontrados: rabia, porque estoy atada y no puedo moverme, y porque el muy idiota me durmió; confusión, porque aún trato de comprender sus motivos; más rabia, y sobre todo, ganas de reírme. Algo que no debería, nadie debería reírse cuando te tienen secuestrada, aunque la situación lo amerita y más al saber quién es la persona que te secuestró.

De repente, siento que me colocan algo en mi abdomen que hace estremecer todo mi cuerpo. Maldita sea, eso se sintió increíble. Está tan oscuro que no logro ver nada. Lo que me coloca empieza a vibrar; desgraciado, es un vibrador. El comienza a descender hasta mi vagina. Me abre las piernas y coloca el aparato en el clítoris. En estos momentos, mis jadeos se escuchan en toda la habitación. Mi cuerpo se retuerce como poseído ante las vibraciones que provoca el aparato.

El placer que siento es tan grande que pido que se detenga. —Detente. —logro susurrar. Pero, al parecer, mi pedido de que se detenga no logra resultados. Dejaré que continúe; mi cuerpo necesita la liberación con un orgasmo, uno que anhelo desde hace una semana, aunque quisiera que no fuera ese vibrador el que me dé placer.

Cuando siento que estoy a punto de correrme, el idiota se detiene, provocándome un gruñido de frustración.

—¡Maldita sea!, ¡¿por qué demonios te detienes?! —exclamo con molestia y voz agitada. Antes de que diga algo más, vuelve a encender el vibrador por varios segundos, para luego apagarlo. —Eres un tonto, vas a ver cuando me libere, me la vas a pagar. —hablo con rabia. Esto es tan frustrante.

—¿Y qué me harás? —su voz ronca en mi oído me hace estremecer.

—Te voy a matar. Eso haré. —aseguro. Algo que no ocurrirá, pero maldita sea, esto es frustrante. Su risa burlona me enfurece.

—No creo que puedas hacer algo así. —articula mientras comienza a pasar su lengua en mi oído y agarrar mi sensible pezón, estrujándolo suavemente.

—¿Tan seguro estás? Sabes bien lo despiadada que puedo ser. —apenas logro pronunciar palabra. Estoy agitada, ansiosa y hasta nerviosa.

—Se muy bien como eres, y no te niego que me fascina ese lado tuyo tan sanguinario. —murmura en mi odio. —¿Quieres correrte? —pregunta en el momento en que su mano va a mi clítoris, comenzando a frotarlo con intensidad. La voz no me sale, estoy concentrada para tener ese orgasmo. —Aún no te escucho decirme que quieres correrte. Pídemelo o no te vas a correr. —me susurra con voz ronca.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora