🦋Capitulo 4.🦋

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Arabela

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Arabela.

Tres meses después.......

—Feliz cumpleaños, mi niña. —expresa mi madre con emoción, abrazándome fuertemente.

—Gracias, madre querida. —contesto con una sonrisa enorme.

—Ya eres mayor de edad y estás más hermosa cada día. ¿Para quién te vestiste así tan sensual? —pregunta sin dejar de sonreír. —No me digas, ya sé, es para tu ruso. —responde guiñándome un ojo.

—¿Qué cosas dices, madre? Es mi cumpleaños y tengo que estar bonita. —contesto, sintiendo que me sonrojo de pensar en realidad por qué me puse linda.

—Ten cuidado con lo que vas a hacer. Procura que tu padre no se entere. —me dice guiñándome un ojo otra vez, y yo abro mucho los ojos sorprendida. Ella me sonríe. —Si te sientes preparada, hazlo. Lo que te puedo decir es que uses protección. —aconseja riéndose, me da un beso en la frente y sale de mi habitación.

¡Oh, por Dios! Cómo mi madre sabe eso, qué pena con ella. Pero ya, no importa lo que piense. Estoy feliz por mi cumpleaños. Soy mayor de edad y hoy es el día en donde ambos nos entregaremos en un solo cuerpo. Él será mi primer hombre y yo seré su primera mujer. Sí, mi hermoso ruso es virgen. ¿Pueden creerlo? Yo no lo creía cuando me lo confesó. Fue una sorpresa.

Estos meses los hemos pasado increíble. Cada vez que nos juntamos, los toqueteos y orgasmos no faltan, y estamos más ansiosos de estar juntos. Aunque últimamente él está más pegado a mí, viene muy seguido a la casa.

Salgo de mi habitación con una enorme sonrisa. Me siento feliz y nada me arruinará esa felicidad. Bajo las escaleras y ya mi lindo novio está en la sala esperándome. Corro hacia él y me lanzo abrazándolo.

—Felicidades, mi amor. —anuncio con felicidad, y nos besamos.

Después de ese profundo beso, nos miramos a los ojos y él sonríe.

—Felicidades, mi principessa. ¿Lista para hoy? —pregunta en un susurro sin dejar de sonreír.

Yo asiento, pero me quedo observándole el rostro.

—¿Dime que no volviste a pelear? —pregunto mientras le agarro la cara para verle mejor el golpe que tiene cerca del ojo. Él niega. —No me mientas, tienes un golpe y sé que estabas en ese lugar. No me parece bien, no me gusta que estés todo golpeado. —hablo con tristeza.

—Tranquila, es solo un lugar para desestresarme, no te preocupes, estoy bien. —asegura con una sonrisa, dándome un beso.

Yo lo miro preocupada. No me gusta que él frecuente ese lugar y él lo sabe, pero es terco. Dice que ese lugar lo desestresa de toda la mierda de su padre, y lo entiendo. Quisiera yo tener un lugar para descargar el estrés. Pero tengo miedo de que le den un mal golpe.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora