Arabela.
El hombre tiembla al verme entrar al consultorio como una fiera. Lo observo con enojo, rabia y deseos de matarlo. Él no dice nada, solo me mira con miedo. Con pasos lentos y decididos, me acerco hasta la silla frente a su escritorio y me siento, cruzando mis piernas. Al mismo tiempo, saco mi navaja, empezando a jugar con ella. Eso hace que abra mucho más los ojos.
Odio los hospitales, pero tenía que venir. Ayer, cuando salí del hotel, llegué a casa, me encerré. Los mareos eran insoportables, ya no me dolía la cabeza, pero lo otro era peor, y eso ya no era normal. Los malditos medicamentos para mi supuesta anemia no me hacían nada, y el único que podía saber por qué, era el imbécil que tengo frente a mí. Además, me la pasé llorando. No dejé de pensar en lo que pasó con Vladmir. Me dolía todo eso. Por un momento, pensé que tendríamos una oportunidad. ¡Qué ilusa fui!
¿Debería seguir rogándole, aunque sea algo humillante? Bueno, dicen que la tercera es la vencida, aunque la verdad no sé si pueda. Dejo de pensar en ello y contemplo al hombre frente a mí, el cual se nota pálido y nervioso.
—Sabes, la mierda que me recetaste no me ha hecho efecto. Los malditos mareos y el dolor de cabeza continúan. Podrías decirme por qué demonios es eso —hablo con calma mientras juego con mi navaja.
Él observa la navaja fijamente.
—No, no lo sé. T-tal vez n-no llevas el tratamiento b-bien —tartamudea.
—No me tomes el pelo. Llevo todo muy bien, en regla. Investigué y con el tratamiento, los mareos deberían ocurrir menos, y no pasa eso. Así que, por tu bien, habla. Puedo ser despiadada si me lo propongo. Lo sabes, ¿verdad? —sigo hablando con calma.
Él solo asiente con nerviosismo, se sienta lanzando un largo suspiro. Rebusca algo en una de sus gavetas hasta sacar un sobre blanco.
—Estos son unos resultados que te hicieron, aparte de lo que te mostré. Solo te diré que tenía orden de no decir nada —me dice entregándome el sobre con manos temblorosas.
Miro el sobre con desconfianza, luego lo miro a él con rabia. Agarro el sobre y, por un momento, mis manos tiemblan, y no comprendo el motivo. Pero me olvido y abro el sobre rápidamente. Cuidadosamente leo los detalles, aunque hay cosas que no entiendo. Pero una palabra en mayúscula hace que todo mi mundo se detenga. "POSITIVO". Esa es la palabra que resalta. Termino de leer y no puedo creerlo. Mis manos tiemblan mientras sostengo el papel. Levanto la mirada para observar al hombre, mis ojos lo miran con mucho furia.
—Está usted embarazada. Por eso los mareos junto con los dolores de cabeza, aunque si tiene anemia, eso hace que sus mareos sean peores. Y los medicamentos que le di no son para mejorarla. Además, usted es de las embarazadas a las que les afectan mucho más los síntomas. —me comunica. Yo lo miro asombrada, sin poder creerlo.
Esto no puede ser cierto. Mis ojos miran con rabia y deseos de matar a ese hombre. Vuelvo mi vista al papel y lo releo otra vez. No lo puedo creer, estoy embarazada.
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Arabela «PGP2024»
RomanceArabela es una joven italiana de la mafia más peligrosa de toda Italia. Solía tener una personalidad dulce y tierna, pero todo cambió cuando ese ser en quien confiaba y que pensó que la amaba, la traicionó al confesarle que todo era una vil mentira...