🦋Capitulo 22.🦋

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Arabela

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Arabela

Llegamos al lugar con una determinación feroz reflejada en nuestros rostros, nuestras armas cargadas y equipadas con silenciadores. Estoy preparada para matar a cualquiera que se interponga en mi camino y asegurarme de que paguen por lo que intentaron hacer.

Con cautela, nos adentramos en un viejo almacén, revisando con nuestra mirada cada rincón en busca de movimientos sospechosos. La adrenalina fluye por mis venas mientras permanezco alerta. En un instante, mi instinto me advierte de alguien tratando de esconderse, y sin vacilar, aprieto el gatillo, causando una muerte instantánea. Continuamos avanzando, enfrentándonos a otros tres individuos que se cruzan en nuestro camino, y no dudamos en neutralizarlos con precisión. La tensión se intensifica a medida que seguimos adentrándonos en el lugar desconocido.

Divido a mis hombres estratégicamente, indicándoles que se dirijan en diferentes direcciones. Seis de ellos se adentran hacia la derecha, mientras otros cuatro se desplazan por la izquierda del almacén. Mientras tanto, Fabrizio y cinco de mis hombres me siguen de cerca, y avanzamos directamente hacia adelante. El ambiente se vuelve opresivo, el olor a humedad y alcantarilla impregna el aire, junto con el nauseabundo hedor de una rata muerta. Es simplemente asqueroso.

A medida que nos adentramos más en el almacén, la oscuridad se hace más densa. Apenas la tenue luz de la luna se filtra entre las rendijas, brindando una iluminación escasa y sombría. Nuestros pasos resonan en el silencio, creando un ambiente tenso.

Aunque la penumbra y el olor desagradable, avanzamos con cuidado, atentos a cualquier indicio de peligro.

Finalmente, llegamos a una habitación cerrada con llave, que se puede apreciar luz detrás de ella. Decido resolver el obstáculo de manera rápida y disparo a la cerradura, logrando abrirla. Nos preparamos para lo que encontraremos al otro lado de la puerta, conscientes de que nuestra situación es peligrosa y que no podemos bajar la guardia en ningún momento.

Mis hombres entran primero, y apuntan a varios hombres que hacen el intento de sacar sus armas, pero ya mis hombres han matado a cinco de ellos. Dejando al otro indefenso y temeroso, que levanta sus manos en rendición.

—No me maten por favor, yo no quería secuestrar a esos niños, me amenazaron con matar a mi familia y no tuve opciones. —vocifera ya con los lagrimones.

Mis hombres se acercan al maldito que suplica por su vida y lo sujetan firmemente de ambos brazos, asegurándose de que no pueda escapar. Mientras ellos lo contienen, camino lentamente hacia él, sosteniendo mi arma en mi mano con fuerza, loca por descargarla en él. La ira arde en mis ojos mientras me acerco cada vez más.

Sin dudarlo, levanto mi brazo y golpeo al sujeto directamente en la cara con la culata de mi arma. El sonido del impacto resuena en la habitación, mezclándose con sus gritos de dolor y sorpresa.

Manteniendo mi postura firme, dirijo una mirada desafiante hacia el imbécil, dejándole claro que no toleraré ninguna resistencia. La sangre corre por su rostro herido, y yo río perversamente, reconozco que amo esto.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora