🦋Capitulo 58.🦋

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Arabela

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Arabela

Respiro profundo, sin apartar la mirada de esos hombres que aún me apuntan con las armas. Estuve a punto de escapar, de ser libre, pero ahora todo parece desmoronarse. Mierda, mierda y más mierda. Ahora debo encontrar desesperadamente otra manera de escapar de este maldito lugar.

—¿Creíste que te liberarías de mí tan fácilmente? —su voz retumba en todo el pasillo, haciendo que todo mi cuerpo se tense y comience a temblar.

Caigo al suelo exhausta, mi cuerpo tembloroso refleja el agotamiento físico y emocional. Quizás merezco esto, debí haberle hecho caso a mi ruso. Esto es un castigo por mi propia estupidez. Puedo sentir cómo él se acerca a mí. Las lágrimas amenazan con brotar, pero me resisto, no quiero darle el gusto de verme llorar, no lo hare.

Él se posiciona frente a mí. Su rostro refleja rabia pura, pero también hay dolor, dolor; ese dolor proviene de su riñón y, me imagino, también le duele en sus partes nobles. Lo miro con odio, sin mostrar ni un ápice de temor. Con dificultad, se agacha, me sujeta el mentón con mucha fuerza y obliga a que nuestros ojos se encuentren. Su presión en mi mentón duele.

—Eres una maldita perra. Lo que acabas de hacer te costará caro. Pero hoy te salvarás de mí. Hoy es tu día de suerte —dice con rabia.

Me agarra del cabello con brusquedad y me levanta. Le doy una sonrisa burlona y él me mira confundido.

—Eres un maldito enfermo, psicópata desquiciado, pero te aseguro que cuando te tenga en mis manos, sufrirás como nunca en toda tu miserable vida. Te torturaré de maneras tan dolorosas y asquerosas que lo disfrutaré como si estuviera saboreando el mejor manjar del mundo. Suplicarás a gritos que me detenga, pero sabes qué, eso nunca sucederá. No dejaré de torturarte hasta verte moribundo, y desearás morir, pero no te permitiré morir, maldito asqueroso miserable. —mis palabras salen cargadas de rabia.

Sus ojos se abren de par en par, y puedo percibir ese odio en su mirada. Aprieta y tira con más fuerza de mi cabello, provocándome un grito de dolor. Nos miramos fijamente sin pestañear durante varios segundos.

—¿Me estás amenazando en esta condición? Creo que no sabes con quién estás tratando, mi diosa. —dice mientras acaricia mis mejillas y esboza una sonrisa.

Este tipo debe ser bipolar. Su actitud cambia muy rápido. Hace apenas unos segundos reflejaba puro odio, pero ahora parece tranquilo. Yo también le sonrío.

—El que no sabe con quién se está metiendo eres tú. No tienes ni puta idea de lo perversa y psicópata que puedo ser mientras torturo a miserables como tú. —espeto con rabia mientras le escupo en la cara.

Por unos segundos, me arrepiento de escupirle; estoy segura de que me va a golpear, pero él no hace nada, solo me mira seriamente y luego comienza a sonreír con malicia. Es una sonrisa psicópata que odio profundamente y que, reconozco, me ha causado terror.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora