🦋Capitulo 55.🦋

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Vladmir

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Vladmir

Escuchar esas palabras, que no sabe dónde está Arabela, me deja en shock. Trato de procesar la información, pero la incertidumbre me golpea como un rayo. El desconcierto y la furia se mezclan en mi interior, y suelto a Fabrizio antes de pasear por la habitación, agitado por la ansiedad.

—¿Cómo que no sabes? ¡Ella estaba contigo, no me vengas a decir que no sabes! —grito con rabia, incapaz de contener la tormenta que se desata en mi interior.

—No, no sé dónde está. Fuimos al hotel porque ella quería prepararte una sorpresa, iba a aprovechar que estabas aquí. Bajé a buscar algo al vehículo, cuando regresé ya no estaba. Le llamé varias veces hasta que me contestó y me dijo que venía para acá. Lo encontré extraño, ¿por qué en qué se iba a ir? La buscamos en todo el hotel, que nos tomó tiempo y nada. Al llegar aquí, tampoco está.

—¿Debes estar bromeando? ¡Ella no pudo haber desaparecido con tantos hombres a su alrededor! ¡Maldita sea! —digo con rabia, sintiendo cómo la desesperación se apodera de mí.

Puedo ver la frustración en Fabrizio. Esto no puede estar pasando. Ella no pudo desaparecer, simplemente no lo acepto. La angustia se apodera de mí, y las ganas de acabar con todos aumentan.

—La secuestraron. Es lo único que puedo pensar. —dice finalmente Fabrizio, sus palabras cortan el aire como cuchillos.

La información golpea mi pecho como un puñetazo. Un nudo de desesperación se forma en mi estómago, y la habitación parece cerrarse a mi alrededor.

—¿Quién? —mi voz suena más ronca, llena de furia contenida. Sin apartar la mirada de Fabrizio que me mira con mucha preocupación y dolor.

—Eso es una señal de que nunca estarán juntas ni serán felices. —escucho al imbécil de Marcello hablar.

Volteo para verlo, y me está dando una sonrisa burlona. Lo miro con odio, con ganas de matarlo.

—Espero que no aparezca, para que no puedan estar juntos. —sigue diciendo con la misma sonrisa.

—¡Cállate, imbécil! —vocifero con enojo, tirándole la botella que le golpea en la cara dejándolo aturdido. Me acerco a él. —¿Eso es lo que le deseas a tu propia hija? Pues es algo que no va a pasar. La voy a encontrar, y te lo restregaremos en tu maldita cara, desgraciado. —digo con enojo, escupiéndole en la cara.

—Creo que fue tu hermano, él es el único que pudo hacer esto. —Fabrizio habla con voz molesta, y sus palabras resuenan como una acusación que enciende una nueva llama de ira en mi interior.

—Mierda, ella y yo ya estábamos planificando cómo íbamos a acorralarlo. Fuimos muy lentos, maldita sea. —digo con rabia, saliendo furioso de ese lugar.

Reúno a mis hombres y a los de ella, les comunico lo que está pasando, y nos ponemos en marcha sin pensarlo dos veces. Salimos rumbo a la ubicación que le habían dado a Arabela, donde se supone que él estaría.

Arabela «PGP2024»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora