Capítulo 64.

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Charlamos algunos minutos mientras nos refrescábamos con nuestros refrescos/malteadas/cervezas pero en vista de estar rodeados de semejantes atracciones, todos decidieron irse a divertir un rato. Así que cuando menos me di cuenta, ahí estaba yo otra vez, sola con Jefferson.

-¿Alguna novedad? –pregunto con una sexy sonrisa torcida.

-¿Además de que otra vez estamos solos? Ninguna, Dequenes –dije secamente.

Estuvimos en silencio viendo a todas partes por un buen rato. Cuando nuestras miradas al fin se encontraron me solté a reír a carcajadas -no sé decir exactamente porque-. Simplemente no pude contenerme.

Él, sorprendido por mi reacción, después de unos momentos empezó a reír conmigo también.

¿No les ha pasado que se ríen tanto, que hasta lloran? Vaya ironía, llorar por reír. Pero la verdad es que no puedo explicar porque estaba pasando, simplemente sentí ganas de reírme y lo hice.

Siempre he pensado que eso sucede cuando encuentras a las personas correctas –con esto hablo no solo de un amor, sino de amigos-, no te contienes de hacer nada. Sientes la necesidad de hacer algo y lo haces, lo 'compartes' de cierta forma. Jefferson era la persona correcta en esos momentos.

-¿Sabes algo? –dijo cuando al fin logró recuperarse-. Me gusta estar contigo, aun cuando no hacemos nada, más que divagar en nuestros propios pensamientos. O reír como idiotas.

-¿Cómo puedes decir eso? –Pregunté sin aliento-, decirlo con tanta facilidad que...

-No quiero negarme a los placeres más sencillos de la vida –interrumpió con rapidez-. Me gustas y mucho, me gusta desde tu simple presencia, hasta tus más sencillas tonterías. No veo porque negarlo.

"No quiero negarme a los placeres más sencillos de la vida". De hecho, ¿Cómo podemos negarnos a nosotros mismos un placer? Porque vaya que lo hacemos. Nos reprimimos todo el tiempo, reprimimos un sentimiento, un pensamiento, una acción. Toda la vida negándonos las cosas que realmente hacen que uno tenga propósito en esta vida, lo que realmente nos hacen ser nosotros mismos.

Sí, la gente falsa existe, existe por la represión que está misma se impone gracias al poder tan grande de esta sociedad: "el que dirán".

-La gente normal no haría lo que tú haces –comenté con admiración.

-Gente normal, odio el término. Todos tenemos un concepto diferente de normal, debes entender eso.

Me aclare la garganta y me dispuse a cambiar de tema. No quería un debate, mucho menos cuando estaba pasándola tan relajadamente.

-Mejor dime, Dequenes, ¿Qué libro lees ahora?

-Eleanor & Park –en su rostro de dibujo una débil sonrisa.

-Es de los pocos que he leído. Debo decir que me gusto.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora