Capitulo 45.

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La alarma de mi celular me hizo despertar. Me arregle rápidamente y baje directo al auto. Arranque sin siquiera decir adiós.

Cuando llegue a la escuela, baje prácticamente corriendo hacia la biblioteca. Estaba ansiosa por darle la noticia a Jefferson.  

Pare de repente en el marco de la puerta, al ver que Jefferson no estaba solo.

-¿Y siempre estás aquí? –pregunto Renata, estaba demasiado cerca de él. La sangre comenzó a hervir dentro de mí.

-Sí –contesto indiferente. Sonreí satisfecha, ni siquiera el pronunciado escote era suficiente para llamar su atención.

Decidí quedarme en la puerta, para ver que más ocurría.  

-¿Qué lees? –pregunto en tono meloso.

-Romeo y Julieta.

-“Ser o no ser” –agito sus largas y postizas pestañas con dulzura.

-Eso es Hamlet –en su cara habitaba el horror. Pero al mismo tiempo se notaba como suprimía la risa.

Era evidente que para Jefferson iba a ser demasiado cómico que alguien confundiera “Romeo & Julieta” con “Hamlet”.

-¿Ah, sí? Bueno, da igual, es una gran frase.

-¿Has leído Hamlet? –pregunto sorprendido.

-No, pero supongo que es una gran historia si la frase es tan famosa.

-¡Ah! –respondió con horror y volvió a su libro.

Que tonto de su parte decir ese comentario. Pensé.

Hice una mueca de gracia, era obvio que Jefferson la pasaba mal. Al final, tuve compasión y me aclare la garganta, para anunciar mi llegada. Jefferson alzo la vista inmediatamente.

-¡Jane! No te esperaba –se paró y me abrazo, cuando estuvo lo suficientemente cerca me susurro:- que bueno que llegaste.

Se apartó un poco, pero no me soltó, me siguió sujetando de la cintura. Como si con eso le quedara claro a ella que no tenía interés alguno.

-Hola, Renata –salude con una sonrisa no amigable.

-Jane, buen día –sonrió de la misma manera-. Espero que Ricardo no se moleste por esas muestras de afecto.

-Se tus intenciones –fingí amabilidad- pero no, no lo hará, desde el día de ayer Ricardo y yo le pusimos fin a nuestra relación.

Jefferson y Renata me miraron con los ojos muy abiertos. Hice muchos esfuerzos por no burlarme y mantenerme seria.

-¿Mis intenciones? –Quiso lucir indiferente, pero no le resulto- no sé de qué me hablas, querida.

-¡Ay, por favor! –grite son ironía-. Ni aunque le vendas tu alma al diablo Jefferson te va a voltear a ver y ni aunque te hayas logrado acostar con Ricardo, él me dejo. Ni siquiera para imitarme sirves.

-¡Jamás querría ser como tú, asquerosa mosca muerta! –se acercó a mí en plan de amenaza.

¡No es el momento de ser cobarde, Cervantes! ¡Contraataca! Me dije a mi misma.  

-¡Entonces deja de querer todo lo que yo tengo! –Grite con coraje- ¡Ya suficiente tienes con tu reputación de prostituta…! ¡A no! ¡Esas cobran, tú das el servicio gratis!

¡Y boom! Sentí su mano sobre mi cara. Una rabia inexplicable creció dentro de mí y enseguida me lance sobre ella.

Lo siguiente pasó en cuestión de segundos: Ella abrió los ojos de par en par, caímos al suelo y rodamos un par de veces, hasta que quede sobre ella. Literal, estaba encima de ella.

-¡Si no quieres ser como yo, deja de arrastrarte alrededor de lo que es mío! –grite, mientras tiraba de su cabello.

-¡Ya basta, chicas! –Jefferson intentaba separarnos, pero era tal el coraje que ambas nos teníamos, que lo acabamos botando hacia una estantería metálica.

-¡No sabía que Jefferson fuera de tu propiedad! –exclamo la otra y no sé cómo, pero acto seguido la tenía sobre mí.

Agarro mis muñecas con fuerza e inmovilizo mis piernas con sus rodillas a mis costados. Era mi fin. Había perdido.

-¡Pues no lo es! –conteste con el ceño fruncido, mirando sus maquillados ojos. Ambas respirábamos con dificultad-, ¡Pero te aseguro que no quiere que estés encima de él! ¡Zorra! –Tome el valor (o desesperación) que me quedaba, y le escupí en el rostro.

Ella hizo una mueca de asco y levanto una mano para limpiarse. Eso fue lo que aproveche para quitármela de encima. La empuje con fuerza y me levante rápidamente, me coloque a un lado de Jefferson, que hasta ese momento, me daba cuenta que su nariz sangraba.

-¡Ahora si te mato, estúpida! –chillo ella.

Iba a lanzarse sobre mí, cuando Jefferson se puso en medio de ambas.

-¡Ya basta, carajo! –Estaba muy enojado y agarraba su nariz con delicadeza- ¡Mírense! Rebajándose una tanto como la otra… ¡Y por chicos! Se miran ridículas.

Las dos lo miramos con expresión herida.

Pero sabía que tenía razón. Siempre he sido de la idea de que no se puede ir por la vida peleándose por un hombre, más cuando existen otros millones en el mundo. Pero era tanto odio el entre nosotras, que no me había puesto a pensar que lo que estaba haciendo en ese momento, no servía para nada.

¡Genial! Ahora también soy una habitante de Bulgaria. Pensé.  

-Perdóname, Jeff –dijo ella con voz dulce.

-¡Deja ese tono! –repuse molesta.

-¡Ya basta, Jane! –Intervino él- Renata, me considero un hombre de verdad, por tanto, no me gusta ser grosero con una dama…

Lance un bufido de sarcasmo y él volteo a verme exasperado. ¿Una dama? ¿Le dijo que era una dama? ¡Esta demente! Pensé.

-Digo que eres una dama –explico-, porque si los caballeros no tienen memoria, considero que las damas no tienen pasado. Volviendo al tema, no me lo tomes a mal, eres muy bonita, pero las intenciones para conmigo no pueden ser. Como te habrás dado cuenta, Jane es muy importante para mí –no pude evitar sonreír ante sus palabras- y va por encima de todas las chicas de aquí.

¡Eso es todo, Dequenes! ¡Toma eso por zorra, Renata! Pensé, triunfal.

-Entiendo, Jeff –contesto con calma, pero su cuello estaba tenso del coraje-. Necesito ir a retocarme el maquillaje, te veo luego.

Salió de la habitación –no sin antes mirarme con rabia-, moviendo su feo trasero como si fuera una miss universo. Enseñe la lengua a sus espaldas y él me miro con ojos entrecerrados.

-¿Qué? –exclame a la defensiva.

-No creí que fueras a pelearte con Renata –su tono fue mucho menos tosco que antes-. Menos por Ricardo.

-No fue por Ricardo, idiota, fue por ti.

Las palabras salieron antes de siquiera poder procesarlas. Su expresión cambio a una divertida y en su cara se dibujó una sexy sonrisa torcida. Mi corazón dio un salto. ¡¡¡Mi corazón dio un salto!!!

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Espero que les guste mi nuevo capítulo, disfrútenlo.

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¡Gracias por leerme!

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora