Capitulo 27.

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Cuando llego la hora de la comida, serví dos platos con porciones considerables y los lleve de regreso al patio. No había dejado a Jefferson moverse de donde estaba -por miedo a que le hicieran alguna grosería-.

-¿Te sirvo espagueti?-, le pregunte a mi prima. No había regresado con nosotros y no estaba tan platicadora como siempre. Nuestra broma la había dejado en mucho que pensar.

-No-, contesto y regreso a la sala, con su plato vacío.

-¿Segura de que no lo envenenaron? –pregunto Jefferson, cuando regrese y le di el plato.

-Moriremos los dos, si así fue.

-¿No estas nerviosa por lo de mañana? –dijo de repente.

No recordaba que al siguiente día seria la presentación del proyecto, frente a toda la preparatoria. La calma que había sentido hasta ese momento se evaporo por completo, siendo reemplazada por nervios indescriptibles.

-Me estoy arrepintiendo, Jeff –respondí con ansias-, ¿y si lo rechazan?, ¿y si fracaso?

-Punto número uno: todo guerrero debe experimentar varias derrotas, para poder saborear mejor la victoria. Punto numero dos: no vas a fracasar, vamos a fracasar, porque te recuerdo que no estarás sola ahí enfrente, tú nos pediste que te acompañáramos y es lo que haremos. Si te jodes, nos jodemos nosotros también. Y punto número tres: no todo el tiempo vas a dejar las cosas porque tienes miedo, si es así, te aseguro desde ahorita que jamás llegaras a nada, Jane.

Parpadeé varias veces, procesando todo lo que acababa de escuchar.

-Soy una adolescente, tengo 17 años –estalle, cuando comprendí lo último que dijo-. ¿Qué mierda esperas?, estoy preocupada de que esto no vaya a salir, de haberlos metido a ustedes en algo que seguro va a fracasar.

-No lo puedo creer –ladeo su cabeza-. Pensaba que eras una chica más segura, bueno, por lo menos eso es lo que proyectas a primera vista.

-Pues ya vez, no todas las que proyectamos confianza y seguridad somos así. A veces es solo una máscara para evitar el daño que pueden causar ciertas cosas.

-Increíbles las máscaras que nos llegamos a poner. Espero algún día, poder conocer la verdadera cara de Jane.

-Mis demonios internos son muchos, llevara un tiempo largo que los conozcas.

-El tiempo es lo que siempre sobra, preciosa.

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Horas después, cayó la noche, con toda su majestuosidad. No había estrellas, seguía nublado.

Ya eran las ocho de la noche, mi familia aún seguía hablando y “conviviendo”.

-¿Me llevas a mi casa? –Pregunte a Jefferson, que ya se iba-, quiero dormir temprano, pero no creo que esto acabe pronto.

-Claro, pero avísale a tu papá. Te esperare afuera.

-Te acompaño a la puerta, no quiero que te digan cosas que ni al caso.

Entramos a la casa y caminamos en silencio, para que no nos notaran.

Fue inservible.

-¿Ya se va tu amiguito, sobrina?-, pregunto la tía Sara.

-Mañana tenemos escuela, señora. Quiero dormir temprano, con permiso, muchas gracias por la comida-, repuso Jefferson.

-¡Pero si mi hija no te para, te vas como si nada-, exclamo la abuela-, muchacho!, que sinvergüenza eres, igualita a Jane…

-Espérame afuera, Jeff-, dije tajantemente.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora