Capitulo 62.

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Acto seguido hubieron exclamaciones por todas partes. Por el rabillo del ojo, vi como Renata se hundía en su coraje y como Ricardo, sin miedo de lo que comentaran de él, se paraba de su lugar y se iba.

Me sorprendí a mí misma cerrando los ojos y respondiendo ese beso con completa naturalidad. Alcance a escuchar las exclamaciones de felicidad/burla de nuestros amigos:

Andrés: ¡Eso es todo, papá!

   Esliana: ¡Wuuu, que hermosos, mis bebés!

   Brian: ¡No se vayan a atragantar!

   Rodrigo: ¡Ya era hora, cabrón!

   Daniel: ¡Déjame viva a Jane, Jefferson!

Lentamente se dibujó una sonrisa en sus labios mientras los separaba de los míos. No hizo caso de nada. Solamente me susurró:

-Te dije que te atuvieras a las consecuencias, preciosa.

-No dejaran de hablar por un buen tiempo –repuse con diversión y ansias a la vez.

-Vaya sorpresa, mañana salimos de vacaciones –guiño un ojo.

-No somos novios...

-Ellos no lo saben... -se encogió de hombros- déjalos pensar que sí.

Sonreí traviesamente. Él tenía razón, todos daban por hecho que ya teníamos una relación cuando no era cierto. Además, estaba por ser cierto y ya habían existido unos cuantos besos entre nosotros, que lo pensaran ahora, sería lo mismo que a que lo pensaran después.

Noté que nuestros amigos se encaminaban de regreso, con sus respectivas comidas y dos platillos de sobra.

-Tomen –dijo Andrés-, invitamos nosotros, por semejante arreglo después de una pelea.

-Cállate, bobo –respondí y tome la hamburguesa que me ofrecía.

El resto del día escolar fue muy aburrido. Entramos a los salones y las clases se fueron volando, la gente nos miraba –a Jefferson y a mí- y murmuraba, pero ninguno de nosotros hacia el más remoto caso.

Se siente bien eso. Se siente bien dar la espalda a todos aquellos que hablan de ti. A todos esos pesados que tienen tan poca vida que solamente están al pendiente de la de alguien más.

Cuando finalmente salimos, todos nos reunimos en el estacionamiento y nos pusimos de acuerdo para ver a qué lugar salir.

Estuvimos un buen rato dando sugerencias, pero todas nos llevaban a lo mismo: ya habíamos ido a ellas. ¿No les ha pasado que viven en una ciudad tan pequeña que ya no saben ni a qué lugar ir, que no hayan ido ya mil veces? Bueno, ese era nuestro caso.

Habían pasado aproximadamente veinte minutos y la mayoría de los estudiantes ya se habían ido –todos iban a gozar su ultimo día de diversión con urgencia, después de la entrega de calificaciones-. Solamente quedaban tres personas que teníamos demasiado lejos.

-Haber, Esliana, dinos tú –propuse, ya harta.

-¿Y por qué yo? –pregunto a la defensiva.

-Porque eras tú la que estaba jodiendo con que saliéramos en grupo –repuso Andrés.

-Más respeto para mi chica, por favor –Daniel lo señalo con diversión, pero también con advertencia.

-Podemos ir a 'Brechos'-, sugirió Jefferson.

Regreso a mi mente ese momento, cuando estuve en ese lugar con Ricardo. Lo más seguro para mí fue que él se había ido a gozar allí una buena comida con sus amigos. El simple pensamiento me hizo no querer ir, no quería encontrarlo.

Perspectiva de una estúpida adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora